Cultura

Imprima la leyenda

Documental rock, EEUU, 2009, 90 min. Dirección y guión: Tom DiCillo. Fotografía: Paul Ferrara. Música: The Doors. Narración: Johnny Depp.

El documental rock (o rockumental) vive su particular edad de oro con su presencia regular en las carteleras o en el formato DVD, prueba de que la mitología del rock'n'roll sigue arrastrando adeptos dispuestos a seguir prolongando la veneración de sus ídolos con mayor o menor carga anecdótica o desmitificadora.

En el caso de esta When you're strange, dedicada a glosar con inclinación hagiográfica la trayectoria de la banda angelina The Doors y, especialmente, la de su líder Jim Morrison, muerto a la tierna edad de 28 años en 1971, el cineasta indie Tom DiCillo (Vivir rodando, Johnny Suede, Delirious) opta por trabajar exclusivamente a partir de material de archivo, con reportajes de giras, preparativos, conciertos (algunos gloriosamente desastrosos o con final en los calabozos de la policía), sesiones de grabación y fotografías de la banda pertenecientes a un periodo, el de la década de los años sesenta, presidido por las revueltas sociales por los derechos civiles, la Guerra de Vietnam y los movimientos contraculturales en una Norteamérica cambiante.

DiCillo recupera también, en lo que es el gran hallazgo de su documental, imágenes de la película que el propio Morrison rodara junto a Paul Ferrara en 1969, HWY: An American Pastoral, un interesante ejercicio experimental que preludia las secuencias desérticas que rodaría poco tiempo después Antonioni en Zabriskie Point, y que recoge el aire lisérgico y alucinado, surreal y poético, de un espíritu tan angelical como atormentado, tan provocador como egocéntrico y autodestructivo.

Guiados por la voz de Johnny Depp, recorremos así el ascenso y la caída de un mito frágil salido de la Norteamérica feliz de los cincuenta y moldeado a partir de una compleja relación con los restantes miembros de la banda, todos músicos de primer orden, y con un público deseoso de identificaciones de rebeldía e insumisión. Como no podía ser de otra manera, la música se mantiene en el epicentro del relato mítico, y las canciones febriles y sincopadas de The Doors arrastran por sí solas el montaje y el ritmo de un trabajo correcto que, si bien no revelará grandes novedades sobre la biografía y la trayectoria del grupo y su líder, sí deja al menos impresa la radiografía de una época a través de uno de sus iconos más duraderos.

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