poesía

Impresiones y paisajes

  • La escritora chilena Marina Tapia acaba de publicar 'Marjales de interior', un poemario bajo la editorial Agua Clara que escribió durante su año de estancia en la localidad de Fuente Vaqueros

Marjales de interior, cuarto libro de Marina Tapia, obtuvo el XVII Premio de Poesía Paco Mollá en su convocatoria de hace dos años, pero ha llegado ahora -eso sí- en una bella edición del sello alicantino Agua Clara. La autora escribió estos Marjales tras pasar un año en Fuente Vaqueros y entre sus versos el lector encontrará impresiones y escorzos de paisajes familiares: Zujaira, Otívar, Guadix, Almuñécar, Monachil, Pinos Genil, Sierra Elvira. "Recito lo que veo", confiesa la autora en un verso tan sencillo como incontestable.

La escritora, nacida en Chile y residente en España desde el año 2000, utiliza estos poemas a modo de incursiones de reconocimiento previas a la acción de conquista propiamente dicha; esa geografía nuestra es ahora suya. (Todo escritor se adueña de cuanto aparece en sus libros y está bien que así sea). Marjales de interior se estructura en cuatro partes, una por cada estación del año, trazando así un itinerario perfecto desde la eclosión de la naturaleza hasta su aparente apagamiento en espera de que el ciclo vuelva a empezar, en espera de que todo vuelva a florecer.

La autora construye poco a poco, poema a poema, una obra vitalista y apasionada

La primera parte está escrita precisamente bajo el signo de la esperanza: la poeta espera mucho de la vida, le exige mucho a la vida, y ésta parece dispuesta a recompensarla; aquí y allá despuntan los brotes tiernos de una historia de amor que podría colmar tales expectativas. Prima la comunión con el mundo circundante: "He encontrado mi voz / en el murmullo amplio y colectivo / del río, del sendero", leemos en el poema Esta disposición de primavera. La segunda parte, en cambio, está asociada al viaje y a la búsqueda, "llevando de equipaje las preguntas, / el paso decidido, / la sed de cielo claro / y el asombro" (Caminos tutelares); la poeta va y viene arrastrando tras de sí las dudas y los anhelos de cada día. Somos lo que somos allá donde vamos.

La tercera parte, quizás la más plástica y sensorial, está impregnada de los colores y los olores del otoño. Tapia se entrega a la celebración gozosa de la vida: "Hagamos tanto ruido en el vivir, / que suenen las pisadas" (Discurso en la alameda). La cuarta parte, por ser la última y la más extensa, nos hace cerrar el libro con cierta desazón: "Me lleno de dolor, / de soledad, / me enturbio sin libélula" (Deseo).

Desde su mismo título, Marjales de interior se revela como una obra telúrica, arraigada a los ritmos cambiantes del paisaje, lo que imbuye sus páginas de una gran variedad de sensaciones, aprehendidas por la autora con gran delicadeza y trasladadas al poema con inteligencia y aplomo. El título del libro también nos advierte de una búsqueda íntima con la cual es fácil identificarse porque es la de muchos; no la de todos, me temo. Vivimos en unos tiempos en que estamos dejando de interrogar e interrogarnos, en los que damos por buena cualquier cosa. Marina Tapia construye poco a poco, poema a poema, una obra vitalista y apasionada, que se agradece, que le agradecemos. Estos tiempos nuestros están necesitados de este vitalismo y apasionamiento. Hoy, cuando muchos están dándole la espalda, la poesía quizás sea más urgente que nunca.

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