Entre anécdotas de grandes y falsos mitos de la historieta norteamericana; de legendarias, potentes o encorsetadas industrias que la sustentan; de brillantes carreras de magníficos dibujantes que caen en picado al precio que los mercados marcan, dos de los máximos exponentes del cómic español y extranjero, Carlos Pachecho y Carlos Gimenez, departían experiencias y particular visión del panorama internacional en pleno centro de Cádiz. La terraza del Bar Serrallo, en la plaza del Mentidero, se convirtió en el punto de encuentro de un agradable café que bajo el manto de una calurosa mañana despertó las historias más críticas y benévolas del mundillo. Entre ellas, las suya propias, de las que se sirvieron para encauzar las primeras ponencias del seminario Historia e Historieta: del reflejo social a la fuente histórica de los Cursos de Verano de la UCA.

El dibujante gaditano de proyección internacional Carlos Pacheco fue el primero en tomar la palabra en este encuentro con la conferencia Los cómics de la memoria histórica. En su magistral intervención habló de un "tiempo perdido" en que la "historieta era el reflejo de la sociedad, en el momento en que llegaron una serie de autores y cambiaron la forma de trabajar con los superhéroes del pasado y el futuro".

Fue así como este conocido dibujante, autor de Los Vengadores o Los 4 fantásticos, comenzó a hilar algunos entresijos de la industria del cómic. "Los personajes actúan como mediums desde los que sus autores se comunican con el público". Figuras como la de Neal Adams o John Derek se erigieron como ejemplo de estos tiempos perdidos en que sus historias reflejaban la toda convulsión de la América de finales de los 60 y 70.

Pacheco habló así de un panorama actual en que los cómics se alejan cada vez más del panorama social, "y si lo hacen, se realiza desde una visión propagandística y oficialista, como consecuencia de la evolución de la propia industria". Una industria, dijo, en la que impera la vida de los superhérores en el cine, lo que lleva a encorsetar las historias en el cómic, "que acaban fagocitándose entre ellas mismas".

Así se sirvio de la "amnesia" en el transcurso de su ponencia para hablar de dos formas de transmitir los acontecimientos históricos. "La vertiente oficial y la crítica, que se canaliza a través de mecanismos marginales".

Como novedad, Carlos Pacheco informó del esperado relanzamiento en noviembre de los X Men, desde el número 1, "que no se hacía desde 1963".

Y del panorama americano al puramente nacional, pero de proyección internacional. El que destila Carlos Giménez con una magnífica narrativa que ha marcado toda una generación con obras como Paracuellos 36-39,Barrio o Los Profesionales.

La última de ellas es Malos tiempos 36-39, en la que vuelve a sumirse en la terrible vida del Madrid asediado de la guerra civil. El guionista y coordinador del encuentro, Rafael Marín, fue el encargado de marcar las líneas generales de su exposición a lo largo de una entrevista. En ella conversaron de la forma en que la propia biografia del autor marca su obra, "como un hecho inédito en este mundo".

En su última creación habla del Madrid del hambre, de las bombas, de muertos , en lo que Marín define como "tremendismo tierno".

"Es la guerra del que la padece, la de la madre que da de comer cuando no hay nada que dar", puntualiza. Responsabiliza a los muertos de los dos bandos a quienes la iniciaron en contra de la legalidad.

Un fiel reflejo de la vida de aquellos años crueles. "Todo es real. O lo he visto o vivido o me lo han contado", asevera Giménez. Para ello se sirve de las vivencias de una familia normal, con un desfile de personajes secundarios muy amable. Todo ello marcado por el horror y particulares guiños a los muchos contrasentidos que la población tuvo que soportar en esta cruenta imposición de Franco.