clara peñalver

"Granada es mucho más que sólo la Alhambra"

  • La escritora publica 'La fractura del reloj de arena', la tercera entrega de la saga de la detective Ada Levy, quien tendrá que resolver la desaparición de un cadáver

Hacer del protagonista de una obra el alter ego del autor es casi todo un cliché en literatura. A primera vista podría parecer que este es el caso de Clara Peñalver y su investigadora privada en la ficción Ada Levy. Ambas comparten cierto parecido físico, viven enamoradas de Granada y son unas apasionadas de las motos, hasta tal punto en el caso de la escritora que la serpiente que recubre su brazo izquierdo es precisamente la cadena de su BMW. Sin embargo, tras tres novelas en la que crímenes y desamores han ido moldeando el carácter de la detective, Peñalver afirma rotundamente que Ada le pone muy nerviosa. "Hace cosas que yo no haría de ninguna de las maneras y le da la espalda a la gente. Pero aunque no siempre me cae bien le tengo mucho cariño porque hemos ido creciendo juntas y he aprendido mucho con ella", cuenta la autora, que vuelve a poner al límite tanto sentimental como profesional a su protagonista con La fractura del reloj de arena, la tercera entrega de esta saga a la que preceden Cómo matar a una ninfa y El juego de los cementerios, publicadas bajo el sello Debolsillo.

Algo debió quedarse abierto en la segunda parte, pues de nuevo es un cementerio el lugar donde empieza la acción. El cadáver del reconocido abogado Fernando Castellano desapareció de la funeraria en el momento más inoportuno, justo cuando dos de sus presuntos hijos ilegítimos reclamaban que se realizase una prueba de paternidad. Y aquí sí que se puede tirar de cliché y utilizar la conocida frase de que la realidad supera a la ficción, pues el robo del cuerpo no es fruto de la imaginación de Peñalver, sino que se inspiró en un caso real ocurrido en Galicia donde al intentar exhumar un cadáver para realizarle un análisis de ADN resultó que el millonario difunto se había esfumado. En ese caso estaba claro que lo que estaba en juego era una suculenta herencia y aunque en un principio parezca que la trama de La fractura del reloj vaya a tomar también ese camino todo se irá retorciendo a medida que el caso avance.

Sin embargo la detective Levy no se encuentra en su mejor momento, puesto que su mejor amiga sufre un cáncer cerebral, lo que la empujará a retomar contacto con su padre, un reputado oncólogo que destrozó su infancia convirtiéndola en víctima de malos tratos. "Aunque en otras novelas no era tan explícita la causa del alejamiento entre Ada y su padre sí se hacían ciertos guiños. Dicen que las personas que han sufrido malos tratos acaban acercándose a maltratadores y ella acaba de pasar por una relación que la destrozó a nivel psicológico", explica Peñalver, quien critica que la personalidad de Ada le haga huir hacia adelante de los problemas, impidiendo así que desaparezcan por completo. Por eso en esta ocasión decidió enfrentarla directamente con su pasado. Sobre el cáncer, opina, "es algo que vivimos a diario" y el hecho de haber tenido experiencias cercanas en su familia le animó a reflejar esas inquietudes en su libro. "Es un tema que no suele tratarse en novelas de entretenimiento, pero es justamente este género el que consigue crear conciencia social. ¿Cómo no hablar de la realidad que nos rodea si está ahí?", comenta la escritora.

Aunque en las anteriores entregas la música había formado una parte fundamental de la historia, esta vez un profundo sigilo se adueña de las páginas, marcándolas con un constante silencio de corchea. "La música es el reflejo del estado anímico de Ada", señala Peñalver. Pero su reciente ruptura sentimental y el precario estado de salud de su amiga han sumido a Levy en una profunda depresión que le impide oír sonido alguno. Pero cuando por fin pueda volver escuchar música no será jazz, como sucedía en las anteriores novelas, sino que descubrirá nuevos estilos, "porque esa música que escucha es la de los demás, es una forma de decirle al mundo que Ada ha aprendido a tener en cuenta y preocuparse por los de su alrededor", apunta la autora.

Un elemento que sí vuelve a ser protagonista en la Fractura es Granada, pues aunque Peñalver nació en Sevilla es granadina de adopción. Sin embargo esta vez la ciudad se muestra de una manera diferente, pues la protagonista, en su afán por mirar con nuevos ojos, se pregunta qué sería de Granada sin su Alhambra. "Es una frase que le robé a César Requesens. Granada tiene tantas cosas bonitas que sería un insulto reducirla a la Alhambra. Me apetecía hablar de cómo, al igual que los árboles impiden ver el bosque, la Alhambra llega a eclipsar la ciudad", concluye Peñalver, quien aunque le dará unas vacaciones a Ada Levy, ya está trabajando en su próxima novela, que versará sobre el estigma social de las enfermedades mentales.

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