Fran Gómez, Carlos Ruiz y Cayetano Ortiz, por ese orden, pasaron a la final tras su actuación en la noche del sábado en el concurso novilleril de El Puerto ante una novillada que era un desecho.

Y que nadie se enfade porque así estaba anunciada en el cartel y era muy, pero que muy justita para los erales que suelen salir en la Plaza Real. El sexto fue impresentable, lo máximo en gacho y con un cuerno caído detrás del hocico. El público se enfadó y protestó colérico. El presidente lo aprobó en el reconocimiento con el pretexto del artículo 31 del Reglamento, que alude a cuando se anuncia "desecho de tienta".

Sestelo olvidó tres cosas: que el artículo 31 no se refiere a los gachos; que es una norma para novilladas con picadores, y que cuando esta novillada sin picadores se anunció para vender el abono -carteles con Depósito Legal CA 867/2007- nada se decía de que el ganado fuera "de desecho". Lo que de verdad olvidó el presidente es que está para defender los intereses del público, y no para tragar con timos de cartel.

A la empresa le dio hasta vergüenza ese sexto, hasta el punto de que regaló un séptimo sobrero. Si hubiera comprado ganado de mejor presencia se hubiera ahorrado el bochorno y tendríamos más sitio para los novilleros: Carlos Ruiz, con garra ante su mansito primero; Cayetano Ortiz tuvo tesón ante un novillo con raza que le cogió. Conchi Ríos, espesa con un novillo bravo y con raza. Fran Gómez, muy firme con el sosete cuarto, hizo el mejor ejercicio de la noche; Javier Jiménez tundido por el complicado quinto y Espaliú, desapercibido con el parado sexto, mató fuera de concurso el de regalo.