Cultura

Geografía humana del puerto

  • La APBA edita 'Un siglo de vivencias', libro con el que rinde tributo a toda la gente anónima que ha convertido a la bahía en el enclave de primer orden que es hoy

"Pepita llegaba a su trabajo una hora antes. Cada mañana se arreglaba, elegante pero sin estridencias. Salía de su casa en la calle Ríos para dirigirse al edificio que albergaba las antiguas oficinas del puerto. Al entrar, a mano derecha, estaban un mostrador y la ventanilla de la pagaduría. A continuación había una puerta tras la cual estaba situada la centralita. Entraba, se colocaba los auriculares y comenzaba una jornada en la que todos los asuntos del puerto pasaban por sus manos expertas de ocho y media a dos del mediodía y de cuatro a seis de la tarde. Al regresar, compraba unos pasteles para sus padres y por el camino se quitaba unos zapatos que no pudo evitar comprar a pesar de que le quedaban pequeños. Siguió esta rutina durante 40 años menos dos meses".

Pepita es Josefa Orellana Marín (Algeciras, 1925) y Josefa es una de las 17 personas que representan en el libro Puerto Bahía de Algeciras. Un siglo de vivencias a las miles que "no han sido meros testigos del nacimiento del puerto, sino responsables directos de que se haya convertido en lo que es hoy". Los días del puerto algecireño se pueden relatar con los aumentos porcentuales del tráfico de contenedores o de esta otra manera, a través de la mirada de sus trabajadores, de la memoria de sus gentes. Una radiografía humana con la que los responsables de la APBA rinden tributo a esos personajes anónimos que han escrito la historia centenaria de una casi ciudad paralela, que es la propia historia de Algeciras.

Son más de 250 páginas de lujosa edición. 3.000 ejemplares, los 17 personajes representativos, 21 capítulos y decenas y decenas de fotografías para el recuerdo. Las más destacadas se exponen desde anoche en la galería de la Ufca, el colectivo que se ha encargado de la realización de la publicación. A la inauguración asistieron esas 17 personas que son bandera y cuyas voces se entrelazan. Por ejemplo: "Mariano Vargas y Manuel Rodríguez Barrientos estaban en Cádiz cuando se produjo la explosión del 47 y ambos estuvieron en el rodaje de una película en la bahía, uno de extra y el otro oculto en un lugar en el que no debía estar".

"Los grandes logros del puerto son fruto de generaciones y esto es un homenaje a los trabajadores, a los empresarios y a los directivos de su historia. Faltaba ese homenaje. Los muelles los hacen personas, que dirigen barcos y controlan grúas. Sin personas el puerto no funcionaría", subrayó ayer Manuel Morón, presidente de la Autoridad Portuaria Bahía de Algeciras.

De esas gentes se ha hecho la selección de la que resultan Pepita y sus cómplices compañeros de viaje editorial. Un siglo de vivencias recorre sus experiencias extrapolables y, entre tanto, visita sucesos, lugares, actividades y facetas históricas del puerto, desde cómo se originó la factoría ballenera de Getares a cómo eran las playas antes de que las devorara la expansión urbanística. Con el libro se puede conocer que la Caracola, que paseaba en procesión marítima a la Virgen del Carmen, fue utilizada por Estados Unidos en el desembarco de Casablanca y después aquí fue gabarra para la asistencia de trasatlánticos. También habla del muelle La Galera y precisamente la imagen que ilustra la portada de la publicación es un buzo de la compañía holandesa Boch que participó en sus obras.

Cabe todo un mundo en Un siglo de vivencias, el mundo del puerto de Algeciras.

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