Mal de espadas en Pamplona en una tarde en la que destacó la disposición de Esplá, la suavidad y firmeza de Luis Miguel Casares y la voluntad de Pablo Lechuga.

Esplá pudo abrir la puerta grande pero el mla uso de la espada le impidió que cruzara el umbral de una plaza como la de Pamplona. Faena en la que cuajó naturales de buen trazo. Casares realizó dos faenas con temple y oficio y puso haber cortado un trofeo en cada uno de ellos.

Lechuga se mostró muy firme ante el deslucido cuarto y lo intentó en el manso quinto.

Se lidiaron novillos de Miranda de Pericalvo, el segundo como sobrero, bien presentados y de juego variado. El mejor, el bravo primero; fue bueno también el segundo; el resto, mansos y a la defensiva, resultaron deslucidos. Alejandro Esplá, ovación y ovación. Pablo Lechuga, silencio y ovación. Luis Miguel Casares, ovación y ovación.