Cultura

Crisol musical en la noche jimenata

  • La soprano Pilar Jurado encandila al público en el Llano de la Victoria con su fusión del género clásico con rock, electrónica o ritmos brasileños · El Deschave aporta serenidad antes de la actuación de Macaco

El Festival Internacional de Música de Jimena de la Frontera cerró anoche su novena edición después de tres intensas jornadas de músicas, fusión y buen ambiente. La jornada de clausura se inició, como es habitual, en el Santuario de la Reina de los Ángeles, sede de la sección de música clásica, donde estaba previsto un recital a cargo de cinco de los solistas que conforman la Orquesta Barroca de Sevilla.

Existía expectación entre los asistentes habituales a este tipo de recitales por sentir en persona el buen hacer de Guillermo Peñalver, José Manuel Navarro, Mercedes Ruiz, Ventura Rico y Carlos García-Bernalt.

La orquesta completa había pasado por el festival en 2004 y ahora era el turno de cinco de sus pilares claves, quienes habían preparado un programa titulado París era una fiesta, emulando el título de la novela póstuma de Ernest Hemingway y conformado por piezas de los Cuartetos de París de Georg Philip Telemann.

El concierto resultó una delicia para los amantes de la música clásica gracias al virtuosismo de los intérpretes y a las especiales características acústicas del altar mayor del Santuario, que con este recital cerraba su ciclo anual en el Festival.

Sin embargo, la oferta de clásica traspasaba este año los muros de la casa de la patrona de Jimena para viajar hasta el escenario más vanguardista: el del Llano de la Victoria, en la que suponía la mayor apuesta de la organización para la presente edición.

La soprano Pilar Jurado, una de las voces más acreditadas de la lírica europea actual, estaba dispuesta a sorprender a los asistentes al llano con su PJ Project, un intento por fusionar géneros clásicos con otras tendencias musicales tan aparentemente dispares como la música electrónica, el pop, el rock o los ritmos brasileños. La propuesta no iba a dejar indiferente a casi nadie. La brisa de poniente fue un poco molesta para los asistentes, si bien el buen hacer de la soprano hizo pronto olvidar este detalle.

Al mismo tiempo, en los alrededores del Paseo de la Constitución comenzaba a dejarse sentir el típico ambiente de festival. Las terrazas de los bares comenzaban a poblarse de clientes y abría sus puertas, una noche más el mercado andalusí en la calle San Sebastián.

El trasiego de personas iba in crescendo cuando sobre el escenario se anunciaba al grupo argentino El Deschave, un cuarteto de voz, guitarra, bajo y violonchelo, que presentó una propuesta serena construida sobre la base del tango y plagada de letras tan profundas como la voz de su cantante, Ana Piquer.

Entre el público, una evidente mezcla de edades y preferencias musicales. No en vano, eran cientos los jóvenes y no tan jóvenes que aguardaban al concierto fin de fiesta de Macaco, previsto ya para la madrugada y que comenzó tras el cierre de esta edición.

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