Cultura

Castella escucha los tres avisos después de una faena importante

  • El francés no logra matar al quinto toro de la ganadería de Triana y Pereratambién se estrella ante un lote manso y descastado como toda la corrida

El francés Sebastián Castella escuchó ayer los tres avisos en el quinto toro de la tarde, del hierro de Triana en una tarde donde, además de ésta, la nota destacada fue el petardo ganadero que arruinó cualquier lucimiento. Una corrida mansa, descastada y deslucida que tuvo uno de sus máximos exponentes en ese quinto, un animal condenado a banderillas negras que resultó una desagradable papeleta para el diestro galo.

Pese a ello y con el público, ya encrespado a esas alturas de la corrida contra el ganado y contra el palco, quiso Castella justificarse y se mostró voluntarioso. Se entretuvo con el descabello al ponerse el toro imposible, huyendo despavorido e incluso regalando feos arreones a los banderilleros que intentaban doblarlo. Pasó el tiempo y terminaron sonando los tres avisos entre una gran bronca del público al presidente y dedicando una ovación a Castella.

El ecuatoriano Guillermo Albán no ha tenido opción con su primero, un animal inválido, muy protestado, que no fue devuelto, con este material, Albán decidió abreviar. El cuarto, descastado y sin ninguna clase, sacó complicaciones. Albán dio la cara en éste y se mostró muy por encima de las condiciones del ejemplar.

Castella se encontró con un primer ejemplar de Huagrahuasi muy deslucido desde el principio de la lidia. Ya sin celo en el capote, lo pasó con aseo Castella antes de firmar una faena técnica aunque sin terminar de pisar el acelerador Sebastián. Llevó a media altura en los comienzos al toro, manso, flojo y desrazado, alargando progresivamente los muletazos para hilvanar las series. Intentó el de Beziers bajar la mano por momentos, pero el toro, que acabó rajándose, no permitió tampoco elevar el tono de su actuación.

Por su parte, el extremeño Miguel Ángel Perera vivió una situación similar con su primero, un animal que tampoco le dio opción por manso y aplomado. Con su segundo y la tarde ya muy cuesta abajo, apenas pudo dejar entonados pasajes, que no encontraron premio. Puso ganas y entrega.

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