Cultura

Castella y Perera triunfan ante una mala corrida de Algarra en Colmenar

  • El diestro extremeño cuaja una faena de toreo profundo ante el sexto de la tarde

GANADERÍA: Toros Luis Algarra, (6º bis), desiguales de presentación, descastados en conjunto. Destacó el noble 6º. TOREROS: Esplá, silencio y silencio; Sebastián Castella, silencio y dos orejas. Miguel Ángel Perera, palmas y dos orejas. Incidencias: Plaza de toros de Colmenar Viejo. Dos tercios de plaza.

El extremeño Miguel Ángel Perera y el francés Sebastián Castella salieron ayer a hombros enderezando el rumbo torcido del cartel estrella de la Feria de la Virgen de los Remedios en Colmenar Viejo condicionada por la descastada corrida de Luis Algarra, sustituta de la rechazada de Martelilla.

Sin embargo, pese al empate en cuanto a números, el mejor toreo corrió a cargo de Miguel Ángel Perera con el toro de más nobleza del encierro, el sexto bis dejando su impronta también ante el flojo tercero, al que robó algún muletazo de mérito.

Perera comenzó la faena al sexto bis con dos cambiados en los medios de mucha suavidad. Al temple del toro, respondió Perera con su muleta tersa, sin tirones, dando profundidad y ligazón a las series por el lado derecho. Por el izquierdo, con el compás más abierto, dejó varias tandas de trazo largo. Toda la faena la desarrolló Perera en los medios, incluido el final con circulares y bernadinas . Buena estocada y dos orejas.

Antes, Perera había pechado con un tercero muy protestado por flojo, que sin embargo apuntó clase por el pitón derecho. Por ese lado, el extremeño realizó una labor de enfermero en los primeros compases tratando de asentar al toro y aplicando el temple que requería la embestida obteniendo el premio en algún pase de mérito técnico. La faena se vivió entre las protestas del público al toro y no pudo tomar vuelo.

El francés Sebastián Castella, ante un primer toro flojo y sin continuidad, toreó a media altura al principio pero a la faena le faltó también continuidad y el galo no terminó de acertar con la altura y el temple. La faena se vivió con frialdad en los tendidos.

El quinto, un toro altón al que le costó humillar, fue empujado hacia adelante por Castella, firme y seguro, que acortó las distancias cuando se echó la muleta a la izquierda concluyendo con circulares entre pitones del toro.

Abría plaza Luis Francisco Esplá, que sorteó un toro primero sin ritmo y rebrincado en su embestida y estuvo sólo correcto en el toreo fundamental, sin terminar de apretar tampoco, y variado en lo accesorio. El cuarto, sin recorrido alguno, no le dio opción y abrevió.

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