Cultura

Autoparodia es poco

EEUU, 2011, drama fantástico, 113 min. Dirección: Bill Condon. Guion: Melissa Rosenberg. Fotografía: Guillermo Navarro. Música: Carter Burwell. Intérpretes: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Anna Kendrick, Peter Facinelli, Dakota Fanning, Ashley Greene. .

Cuarta y penúltima entrega de la saga Crepúsculo, que, como el último Harry Potter, también llega en dos partes para hacer caja doble a costa de la muchachada entusiasta (eminentemente femenina, todo hay que decirlo), Amanecer supone una tortura sin precedentes para todo aquel que no haya comulgado con los avatares de un producto-franquicia que, si bien en su primera parte se mantenía en unos correctos parámetros de consumo juvenil de género, ha tomado una deriva en la que resulta difícil distinguir ya entre el original y su parodia (Híncame el diente).

Con un director de cierto prestigio (Bill Condon, responsable de De dioses y monstruos, Kinsley o Dreamgirls) que filma haciendo honor a su profiláctico apellido, y el retorno de viejos colaboradores (como el compositor Carter Burwell o el director de fotografía Guillermo Navarro) en modo desahogo, Amanecer Parte 1 sucumbe a una perversa dinámica en la que cualquier esfuerzo creativo (la ambientación de un flash back en un lujoso cine de los años 30 donde se proyecta La novia de Frankenstein) queda siempre sepultado bajo toneladas de cursilería teen, romanticismo de juventudes cristianas y estética de videoclip de Enya.

Condon alarga hasta la náusea los episodios de la boda, la luna de miel en una isla brasileña (sic) y el súbito embarazo maligno de Bella entre estampas de luz de luna y momentos de sonrojo dialogado para repartir un poco de acción forestal y hacerle un zafio guiño a La semilla del diablo en un tramo final al que tampoco le vemos la hora del cierre. Sólo pensar que queda una entrega más nos sume en la depresión cinéfila más profunda de la temporada.

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