Cultura

Arte optimista

  • El algecireño Federico Fuertes fotografía a contraluz y solicita al retratado sus razones para vivir. Es 'Proyecto RPV', una exploración de la felicidad

Deténgase un momento. Aparque el estrés y las preocupaciones. Piense por un segundo, por un minuto, en cuáles son los motivos que le animan a vivir, qué le da cuerda a su reloj. Seguramente en ellos descubra el inventario de lo que le hace feliz. Probablemente la operación relativice sus angustias. Ahora imagine que no lo hace usted, o sí, pero no es el catalizador del proceso. Se pone en manos de una suerte de gurú que guía lo que está haciendo y además participa en una idea artística. Entonces forma parte del Proyecto RPV, del algecireño Federico Fuertes. Propuesta moderna, arte optimista.

Todo comenzó hace unos cinco años. Fuertes expuso en la tetería 4 gatos de Algeciras y él mismo se interrogó por cuáles eran las razones que tenía para vivir. Para cada motivo realizó un icono y le salieron medio centenar. Fue el germen del proyecto que ahora tiene entre manos. Pensó que por qué no expandir la idea y hacer partícipe a todo el mundo de ella.

"No me interesa el arte desde un punto de vista negativo, como algo apesadumbrado. Me interesa más la visión optimista del mundo artístico. Me planteé cuáles son mis razones para vivir y a partir de ahí quise hacer un planteamiento artístico vital", explica el algecireño.

El proyecto es simple y al tiempo tiene su carga de profundidad. Fuertes se hace con un fondo blanco y dos focos. Retrata a la gente a contraluz de perfil. Luego pasa un cuestionario en el que se deben poner las razones para vivir, entre una y diez. Ya han pasado unas 30 personas por ese proceso, para lo que Fuertes aprovechó la inauguración de una exposición de Antonio Pérez en la fotogalería de la Ufca. La intención que maneja el algecireño es repetir convocatorias en otros lugares, del Campo de Gibraltar, pero también de Granada, Sevilla o Madrid. Que cualquiera siga pasando por su cámara, su foco y su cuestionario.

Reflexiona el autor: "La idea principal del proyecto es indagar en cuáles son las cosas positivas que hay en el mundo, que uno tiene en su propia vida. Tanto en el plano personal, como en el artístico y el intelectual, parece que tiene un cierto pedigrí hablar mal de todo y buscar las razones negativas de las cosas, los puntos más oscuros de la realidad. No estoy en contra de que eso se haga, pero parece que hay un cierto rechazo en el mundo de la creación a ofrecer una alternativa. Mi obra no tiene nada que ver con el mundo del compromiso. Prefiero otros, relacionados con la fantasía".

RPV está vivo y puede sufrir matices. La idea inicial es presentar cada fotografía de forma cuadrada, a 20 por 20, negro sobre blanco, y al lado, con la misma medida, blanco sobre negro, el nombre del retratado y sus razones para vivir. Fuertes irá colgando en su web personal los resultados, entre tanto surge la opción de exponerlos al público.

"La cara no se ve, pero es como desnudarse. El hecho de tener que escribir tus razones para vivir desnuda a la gente y los deja desprotegidos. Intimida más escribir las razones que fotografiarse delante de todo el mundo", expone.

En el fondo del proyecto late una exploración de la felicidad, que se puede encontrar en un plato de patatas y huevos fritos o en un atardecer. "La palabra felicidad no la he usado todavía en esta historia, aunque yo creo que es el espíritu. Cuándo es la gente feliz, cómo, por qué. No la he utilizado porque me parece una palabra delicada para darle muchas vueltas, pero la esencia de todo el proyecto es esa. Es una especie de homenaje a la felicidad", cuenta Fuertes.

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