Visita de los Reyes a Sanlúcar

Fiesta donde más se disfruta la calle

  • Los sanluqueños no escatiman banderas, vítores y cariño en una visita real con tintes históricos

Nadie sabe cómo será la boda, esperemos que vaya bien, pero al menos esa buena mujer sí podrá presumir toda su vida de haber tenido una despedida de soltera inigualable. Y es que muy pocas personas pueden celebrar esa fiesta como lo hizo ella este viernes en el piso superior del Restaurante Mirador Doñana de Bajo de Guía: con sus amigas, con un cubata en la mano, asomada a la ventana oteando en el horizonte el paraíso inigualable de Doñana y saludando justo ahí abajo a los mismísimos Reyes de España. Toma ya.

Y todos ellos, la futura mujer casada y nuestros Monarcas, tuvieron la oportunidad de descubrir que aquel dicho tan manido de 'aquí hay más gente que en Sanlúcar en verano' también tiene su versión invernal. Porque la sociedad sanluqueña respondió en masa a una visita real que terminó siendo histórica, porque fue la primera visita que realizaba Doña Letizia a la provincia de Cádiz desde que es reina.

Poco pareció importarle a los sanluqueños que el acto fuera tan fugaz y que se circunscribiera en exclusiva a la zona de Bajo de Guía. En la ciudad donde quizás más y mejor se disfruta la calle, los sanluqueños montaron otra fiesta de las suyas, con centenares de personas, puede incluso que más de un millar, arropando a los monarcas con aplausos y vítores de lo más sinceros y con banderas de España en cualquier esquina.

Y eso que el desembarco real en suelo sanluqueño se produjo a las siete de la tarde, una hora más tarde de lo previsto. Pese a no hacer ni frío, ni calor –o las dos cosas al mismo tiempo–, no faltaron los desmayos de personas mayores que llevaban mucho tiempo de pie para coger un hueco en primera fila.

Y para matar el tiempo de espera, claro, había que fijarse en los detalles. Y ese niño lanzó un “ohhhhh” de admiración cuando vio sobrevolar sobre su cabeza el helicóptero de la Policía Nacional; y una mujer criticaba que ni un solo político acudiera al acto con corbata –“les habrán dicho que vengan de sport, hija”–, replicaba su amiga; y un vistazo tras otro a la otra orilla del río y nada, la barcaza que no sale; y ahora cantamos por los Chunguitos con los sones que salen de esa guitarra desde la terraza del Salaero...

Los Reyes se acercaron ayer a Sanlúcar, y Sanlúcar respondió como es habitual en ella, con su cercanía de siempre.

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