Balance de criminalidad

El tráfico de drogas detectado en la provincia creció un 38% en 2019

  • La vigencia del Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar y el incremento de las plantaciones de marihuana explican que el pasado año se dispararan las detenciones por este delito

Guardias civiles en la operación de la pasada semana en Barbate

Guardias civiles en la operación de la pasada semana en Barbate

"Si cogemos a ocho, al día siguiente aparecen dieciséis”, comentaba un mando de la Guardia Civil después de una de las últimas operaciones antidroga llevadas a cabo en la comarca de La Janda. Dos de ellas han sido muy reveladoras. En una de ellas, cuyo objetivo era el menudeo que se llevaba a cabo en Alcalá de los Gazules, fueron a saco. El objetivo era Leopoldo, un joven trapichero que se cree de vuelta de todo tras una etapa escolar colmada de fracasos. Ya lo habían pillado en noviembre vendiendo sus rebujitos de mezcla de cocaína y heroína, además del hachís, cerca de uno de los colegios del pueblo. Nada más salir del juzgado, en libertad con cargos, se hizo un selfie con su novia haciendo una peineta a los guardias civiles. A las pocas horas, decían en el pueblo, ya estaba vendiendo otra vez. “Campan a sus anchas por el pueblo, se jactan jactan de lo que hacen y atemorizan a la gente”. En esta segunda ocasión el juez le mandó a una celda. No es buena cosa enfadar a los guardias.

La pasada semana 200 guardias civiles tomaron Barbate y levantaron nada menos que dieciséis puntos de venta de droga. La investigación sobre estos puntos de menudeo, que no afecta a las grandes redes, llevó varias semanas y los investigadores se sorprendieron de la impunidad con la que operaban. Los operativos saben que dejar Barbate seca de droga sólo durará unos pocos días. Los puntos de venta regresarán.

La fiscal antidroga de Andalucía, Ana Villagómez, opina que “los hijos ven lo que hacen los padres, hay que invertir mucho en educación y en intentar que la gente no acabe en ese negocio. Parece que la lucha antidroga es policial y judicial, pero eso es un error. Debe empezar mucho antes”.

Esa sensación de impunidad es sólo uno de los motivos que explican un dato abrumador que acaba de dar a conocer Interior. En la provincia de Cádiz se produjeron durante 2019 1.088 delitos relacionados con tráfico de drogas, un 38% más de los que se habían detectado el año anterior. Que los pequeños traficantes sigan sin tener miedo a ser pillados sólo explica una parte. Las otras dos partes tienen que ver con el incremento de la presión al narco, sobre todo en el Campo de Gibraltar, el mayor número de operaciones exitosas y, por último, y no menos importante, el aumento exponencial de plantaciones de marihuana en la provincia, que entran en el mismo saco de esta estadística.

La evolución de los resultados de la lucha contra el tráfico de drogas se puede observar en el Portal Estadístico de la Criminalidad. Así, se observa un notable descenso de los “hechos conocidos” sobre este delito entre 2012 y 2018 en la provincia. De hecho, 2012 marca el punto más alto del siglo en este tipo de delitos, con más de 1.240 al año, de los que se esclarecieron (es decir, se consiguieron pruebas y condenas) en casi todas las ocasiones, 1.198. En 2018 habían caído los hechos conocidos hasta 788 y los esclarecidos fueron 713. Es decir, la afluencia de traficantes por los juzgados había pasado de un centenar al mes a menos de 60.

¿Se había acabado el negocio? No piensan eso los que se dedican a investigación. La crisis económica supuso un repunte en el número de personas que se dedicaban a esta actividad ilícita, muy lucrativa y con penas, en el caso del trapicheo, asumibles. No había trabajo, así que en algunas localidades el trabajo era ése. También los cuerpos de seguridad fueron perdiendo medios por los recortes para luchar contra ello. Así llegamos al año 2016, en el que sólo se esclarecen 600 casos, la mitad que cuatro años antes. Son los años de mayor apogeo de un conocido traficante del Campo de Gibraltar, el Messi, y en los que se va labrando la leyenda de sus dos lugartenientes, los hermanos Castaña.

Pero hay un hecho que marca un antes y un después en la lucha contra el narcotráfico. En febrero de 2018 un grupo de veinte encapuchados asaltan el hospital de La Línea, donde se encontraba ingresado y detenido, el hombre de confianza del clan de los Castaña, Samuel Crespo. El hecho tiene una relevancia nacional y la impresión de que La Línea es una ciudad sin ley. Porque los ‘narcos’ han perdido el miedo a embestir a un coche de la Guardia Civil si es necesario.

El nuevo ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se pone como objetivo lo que él lama “restablecer el principio de autoridad”. Se puso en marcha el Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar. Los últimos datos, de mediados del año pasado, hablan por sí mismo. Se incautaron 143 toneladas de hachís desde que se puso en marcha el plan y se sacarond e la circulación un total de 750 vehículos utilizados para esta actividad, de las cuales 133 eran nplaneadoras, las embarcaciones que cruzan el Estrecho cargadas de droga. En el primer año de aplicación del plan las operaciones antidroga se incrementaron un 77%. Y los hermanos Castaña fueron detenidos.

La peineta de Leopoldo, el pequeño traficante de Alcalá de los Gazules, es el último eslabón de la cadena y su prisión un aviso a navegantes.

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