San Fernando

Así es el trabajo de los rastreadores del RACTA-4 de Camposoto: 500 llamadas al día

  • Teléfono en mano, la unidad de vigilancia epidemiológica del Regimiento de Artillería de Costa número 4 se encarga de ayudar a controlar la pandemia 

  • "La gente colabora", afirman en Camposoto, aunque en las últimas semanas se han encontrado de todo: positivos trabajando en la calle, dramas personales, contactos estrechos a los que obligaban a ir a trabajar... Es la realidad del Covid que han palpado con cada llamada 

Sección de rastreadores del Regimiento de Artillería de Costa número 4 (RACTA-4), en Camposoto.

Sección de rastreadores del Regimiento de Artillería de Costa número 4 (RACTA-4), en Camposoto. / Sonia Ramos (San Fernando)

500 llamadas al día. Más de 6.500 en las tres primeras semanas de funcionamiento. Las cifras de los rastreadores del RACTA-4 (Regimiento de Artillería de Costa número 4) de Camposoto, en San Fernando, son como un termómetro de la segunda ola de la pandemia. La sección que este regimiento del Ejército de Tierra pone a disposición de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica del Cuartel General de la Fuerza Terrestre en el marco de la Misión Baluarte activó su primer grupo –integrado por una treintena de profesionales– hace mes y medio y, desde el acuartelamiento isleño, se encarga de cooperar con la Consejería de Salud y Familia de la Junta de Andalucía en el seguimiento de los casos positivos para identificar posibles contagios y frenar así la propagación del virus.

Las armas para luchar contra este enemigo invisible no tienen nada de extraordinario: un teléfono y un ordenador conectado a la base de datos del sistema de salud en unas dependencias que provisionalmente se han habilitado en el acuartelamiento isleño de Camposoto. "Nuestro trabajo consiste es llamar a los caso índice –que son los positivos– y analizar sus contactos, lo que han hecho durante los días en los que han podido ser infecciosos, la gente con la que han estado, para identificar a los contactos estrechos", explica el teniente Navarro, al mando de la sección.

Buena parte del trabajo de los rastreadores –afirma– se va en eso, en discernir con los contagiados qué es un contacto estrecho, que es algo que no todo el mundo tiene claro. Y luego, evidentemente, en contactar con cada uno y explicar qué medidas tienen que adoptar y, en el caso de los positivos, insistir en que cumplan con el aislamiento.

"En general la gente es colaboradora", afirma. Aunque, con una media diaria de medio millar de llamadas, en estas semanas se han encontrado con todo tipo de situaciones: desde positivos que continuaban trabajando en la calle hasta compañeros de una trabajadora de un supermercado que se había contagiado a los que el dueño les obligaba a ir a trabajar y no podían mantener la cuarentena a riesgo de perder su empleo. Es el día a día de los tiempos del Covid, una realidad que palpan llamada tras llamada.

Una de las rastreadoras de la unidad, teléfono en mano. Al día se hacen unas 500 llamadas. Una de las rastreadoras de la unidad, teléfono en mano. Al día se hacen unas 500 llamadas.

Una de las rastreadoras de la unidad, teléfono en mano. Al día se hacen unas 500 llamadas. / Sonia Ramos (San Fernando)

Tratar con la gente en esta situación presenta a veces algunas complicaciones y requiere de ciertas habilidades sociales. Por eso, para activar esta sección de rastreadores se ha contado con aquellos efectivos del RACTA-4 que tenían más facilidad a la hora de comunicarse, más empatía. Además se han formado previamente e, incluso, en los días previos a su activación practicaron haciendo frente a hipotéticas llamadas para saber cómo reaccionar ante los eventuales casos que pudieran surgir al otro lado de la línea.

De entrada, explica el coronel Domingo Jarillo, al mando del regimiento, se ha activado un primer grupo formado por 30 rastreadores. Trabajan a diario, de lunes a viernes en turnos de mañana y tarde y, durante los fines de semana, solo de mañana. Poco después llegó la orden de formar a otro segundo grupo, que todavía no se ha activado aunque está a punto para hacerlo en el momento en el que haga falta. Y se está formando a un tercero en previsión de que la situación se prolongue y siga haciendo falta el trabajo de los rastreadores, que puede perfectamente abarcar otras comunidades si así se requiere.

Uno de los rastreadores llamando por teléfono. En la pared se aprecian algunas de las pautas generales que tienen apuntadas en una pizarra para mayor facilidad. Uno de los rastreadores llamando por teléfono. En la pared se aprecian algunas de las pautas generales que tienen apuntadas en una pizarra para mayor facilidad.

Uno de los rastreadores llamando por teléfono. En la pared se aprecian algunas de las pautas generales que tienen apuntadas en una pizarra para mayor facilidad. / Sonia Ramos (San Fernando)

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