Falta de precipitaciones

La sequía cambia hábitos entre los vecinos del campo de Vejer

María Reina, precisa de múltiples botellas de agua para la confección de cualquier comida que elabore para su casa, incluido el lavado de verduras o una simple lechuga para una ensalada.

María Reina, precisa de múltiples botellas de agua para la confección de cualquier comida que elabore para su casa, incluido el lavado de verduras o una simple lechuga para una ensalada. / Julio González. (Vejer.)

Juan Braza y María Reina forman un matrimonio que reside en el número 21 del carril del Cañal, una de las 22 pedanías que conforman el término municipal de Vejer de la Frontera.

Se trata de un núcleo rural situado a 12 kilómetros del núcleo matriz, al que se accede desde la carretera nacional 340, sentido Algeciras. Es un núcleo de población partido en dos desde la rotonda que da la bienvenida al Poblado de Varelo que queda a la derecha, según se entra, y El Cañal, a la izquierda.

Esta familia es una de las cien que poseen su casa en esta zona rural, donde no faltan las comodidades del pueblo, luz eléctrica, agua en cada vivienda, recogida de la basura, alumbrado público en casi toda la zona, centro de barrio, iglesia, viviendas de autoconstrucción y de promoción pública, e incluso internet a través de redes inalámbricas.

Para muchos es una primera vivienda, la habitual, aunque hay otros que poseen una segunda residencia en el núcleo matriz, con lo que el contacto entre vecinos de uno y otro lugar no se pierde. Además de acudir a los comercios de cada barrio a realizar las compras y los productos de alimentación, como es el agua embotellada.

María, cada vez que va con su marido Juan a Vejer, se carga de varios paquetes de seis botellas de un litro y medio. Actualmente, estas botellas están a 21 céntimos cada una de ellas, con lo que cada paquete le sale por 1,26 euros los 9 litros de agua. Hay otras opciones, adquirir botellas de 5 litros al precio de 55 céntimos de euros, o la botella de ocho litros, que se vende a 82 céntimos, que sería el precio más rentable en el caso de que se precise mucha cantidad de agua como les ocurre a estas familias.

Para cocinar, bebe y preparar cualquier tipo de alimento

Aliñando aceitunas con agua mineral. Aliñando aceitunas con agua mineral.

Aliñando aceitunas con agua mineral. / Julio González

La usan para cocinar, para beber y para preparar cualquier tipo de alimento, como estos días ocurre con la preparación de unas aceitunas. Como se trata de un producto alimenticio, y que esa agua acompaña a las aceitunas llegará a la boca, Juan ha decidido prepararlas con agua embotellada. Los cambios de hábitos por la sequía.

Los envases en las que deja macerar las aceitunas son cubos de pintura de unos 30 litros, pero que no precisan de igual cantidad de agua, ya que el volumen que ocupan las propias olivas podrían quedar cubiertas con menos de diez litros, aunque habrá que cambiarlas varias veces hasta que se considere que están óptimas para su consumo, como explicó este vecino del Cañal.

Su mujer, tenía en un rincón de su cocina varios paquetes de agua embotellada, que se gasta solo en la preparación de cualquier cocido. “Así lo llevo haciendo desde antes de que dijeran que el agua no se podía consumir”, expuso, ya que son muchos los vecinos que le encuentran como sabor a tierra el agua que vienen consumiendo desde tienen agua potable en sus casas.

Un servicio que se presta desde el Ayuntamiento de Vejer. Para ello, se realizó una captación que se encuentra a más de un kilómetro de esta pedanía. Un lugar por el que se accede por un camino de tierra, que suele servir casi de arroyo, dado los surcos que el agua ha dejado en estos días pasados.

Desde ahí, se impulsa el agua hasta el principio del carril del Cañal. Un bombeo para lo que se precisa de un equipo electrógeno, al no haber en esa zona toma de corriente, transformador o suministro eléctrico, con lo que el coste se eleva aún más cada vez que se arranca este motor que precisa de combustible.

El depósito sí tiene una estación de bombeo, y conexión eléctrica, con lo que su distribución no precisa de que alguien programe su puesta en funcionamiento, o tenga que realizar dicha labor manualmente.  

En esta zona rural hay muy pocos pozos perforados, primero porque hay poca agua subterránea y la que se encuentra está contaminada por las fosas séptimas, que no guardan la estanquidad necesaria, y que se filtra en la tierra, lo que hace inviable su uso, además de ser muy costoso este tipo de obra, según han relatado algunos vecinos consultados. No ocurre lo mismo en otros núcleos rurales como El Palmar, La Muela o Cantarranas, donde casi todas las viviendas cuentan con pozos propios, y la mayoría con un agua de buena calidad, aunque no siempre apta para el consumo humano, pero sí para el riego de plantas y huertos.

Depósito. Depósito.

Depósito. / Julio González

Muchos de estos vecinos del Cañal y El Poblado de Varelo, al igual que otros tantos de las zonas rurales, sí utilizan el agua de los pozos para cubrir las necesidades de sus animales, ya sean de compañía como perros y gatos, como los de granja, dándoles agua a gallinas, caballos, cerdos, vacas y cabras, entre otros. Animales, que en muchos casos también son consumidos.  

Según han explicado fuentes consultadas del Servicio Municipal de Aguas, se está a la espera de instalar un equipo desnitrificador que tardará en estar operativo, porque lleva un proceso su instalación. Se trata de un equipamiento que debe ser adquirido por el Ayuntamiento y que hay que fabricarlo.

En el caso de que llueva la situación del manantial podría mejorar, y se repondría la situación, aunque es voluntad de dicho servicio municipal la instalación de dicho equipamiento.

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