Concluye el fin de semana del Mundial de Motociclismo en El Puerto con una edición mucho más tranquila de lo habitual, debido a que la celebración de las carreras a puerta cerrada y el toque de queda ha evitado la avalancha de años anteriores. 

Una imagen de la calle Misericordia, en el centro de El Puerto.

A pesar de ello durante la jornada del sábado, sobre a todo a mediodía, fue constante la entrada de aficionados en la ciudad buscando sobre todo un sitio en restaurantes y bares de la zona centro y los chiringuitos de las playas.

El fuerte viento de Poniente evitó que las playas contaran con una gran afluencia, aunque los establecimientos hosteleros de la costa sí tuvieron mucha demanda. Los bares y restaurantes del centro también hicieron negocio, aunque no solo por la llegada de motos  sino por la presencia de personas de otras provincias andaluzas, tras la apertura perimetral decretada por la Junta. También coincidió el comienzo de las comuniones, lo que hizo que muchos locales estuviesen completos de antemano.

El viento de Poniente impidió disfrutar por completo de la playa.

En esta edición de la cita motera ha quedado confirmado como gran punto negro de dispositivo de seguridad la entrada a la ciudad por la antigua Nacional IV, en las inmediaciones del centro comercial El Paseo y la Barriada de El Tejar, donde se han concentrado por segundo año consecutivo las peores prácticas de este evento. Carreras, acelerones, ruido y aglomeraciones se sucedieron durante todo el sábado, sin que la Policía Local hiciera acto de presencia.

Sí fue muy notorio el papel de la Policía Nacional -aunque sin competencias en materia de tráfico- dejándose ver multitud de agentes en la zona centro de la ciudad, sobre todo por la noche. También se dejó ver un amplio despliegue de seguridad privada en la zona centro.