El velero 'Michaella' vuelve a Casa

"No hay nadie en los confines del mundo"

  • El navegante francés Pierre Mahul regresa a la Bahía de Cádiz después de cuatro meses de viaje en solitario hasta Cabo de Hornos  

Pierre Mahul, en Puerto Sherry,  junto a su velero 'Michaella'.

Pierre Mahul, en Puerto Sherry, junto a su velero 'Michaella'. / Andrés Mora Perles

"No hay nadie en los confines del mundo". Con esta frase, resume Pierre Mahul el viaje en solitario que acaba de concluir en el velero 'Michaella', que le ha llevado hasta Cabo de Hornos, un lugar situado al sur de Chile, que separa América de la Antártida y donde se unen los océanos Atlántico y Pacífico a través del paso de Drake. El navegante zarpó en noviembre de la Bahía de Cádiz para hacer la vuelta al mundo en solitario por la ruta de los tres cabos, la que siguen las regatas de altura en las competiciones a vela, pero problemas con el timón de su barco y el piloto automático le obligaron a cambiar los planes iniciales y a cruzar directamente desde la costa africana hacia América del Sur, en lugar de seguir hacia el cabo de Buena Esperanza, atravesando el Océano Atlántico por la ruta más corta, para después costear Brasil, Uruguay y Argentina sin pisar tierra, llegar al Cabo de Hornos, entrar en el Pacífico y volver por el Estrecho de Magallanes. 

La travesía han sido en total 16.000 millas náuticas, la mitad de las previstas inicialmente, con una duración de casi cuatro meses (124 días). De ellos, los 55 días iniciales forman parte del primer trayecto, que pasó navegando hasta llegar a Hornos en el mes de febrero, quedando sin abastecimiento ni combustible en el barco, ya que a causa de la pandemia no le permitieron pisar suelo argentino, teniendo que dirigirse a Puerto Williams, una base militar chilena situada en el Canal del Beagle (Patagonia), donde "gracias a la generosidad de Gerardo Velázquez, capitán de corbeta", le concedieron permiso para atracar el día 9 de dicho mes por motivos humanitarios. 

El navegante francés ha completado su travesía en solitario. El navegante francés ha completado su travesía en solitario.

El navegante francés ha completado su travesía en solitario. / Andrés Mora Perles

Desde ese punto, después de repostar y adquirir legumbres, frutas y verduras frescas, se dirigió por los grandiosos canales patagónicos de Tierra de Fuego de vuelta hacia el Océano Atlántico. En esos canales, las faldas de las montañas y glaciares bajan hasta el mar. A lo lejos se pueden ver cumbres nevadas que se confunden con las nubes; los paisajes son hermosos y espectaculares, y la mayor parte es parque natural.

"No vi ni un ser humano en los 15 días que estuve sobre los canales. No hay nadie en los confines del mundo. Ni un barco, ni un velero, ni una casa. Eso ha sido para mí lo más impresionante del viaje. En un lugar que no parece un desierto, sino un paisaje normal de montaña, no hay nadie, tan sólo algún buque de la Armada chilena; ni siquiera había barcos de pescadores". 

En esas circunstancias, además, una caída al agua, pese a estar cerca de tierra, habría sido fatal. Estuvo a punto de ocurrirle, ya que en esas latitudes, debido al frío, la densidad del viento es mayor y su efecto de propulsión es traicionero. Es algo que Pierre Mahul ya sabía por otros navegantes, pero cuando lo vivió en persona estuvo en situación de riesgo.    

La travesía en solitario por el Canal de Magallanes se extendió durante dos semanas, dirigiéndose posteriormente a las Islas Malvinas, donde llegó el 27 de febrero y reposto de nuevo. En todo ese tiempo, estuvo enviando crónicas del viaje a sus amistades y a su familia, en especial a su madre, que es quien más le animó en su desafío Bandol Globe. El viaje de regreso, que le llevó 46 días de navegación, también por el Atlántico, fue más tranquilo. "La travesía ha sido más segura a la vuelta. La he disfrutado más, porque a la ida no sabía exactamente lo que me iba a encontrar". 

A El Puerto de Santa María llegó el 18 de abril, y ahora tiene su barco amarrado en Puerto Sherry. Pierre Mahul está preparando el material para escribir un libro sobre su experiencia de estos meses, en mitad de una pandemia que también ha condicionado su travesía. Pronto volverá a Francia, a Bandol, el pueblo costero de donde salió en noviembre de 2020. En cuanto al reto de completar la vuelta al mundo en solitario, ha quedado aplazado para hacerlo en 2023, con una regata que saldrá de Galicia. Mientras tanto, podrá lucir en el lóbulo de su oreja derecha un aro dorado que simboliza que el navegante ha atravesado el Cabo de Hornos, aunque en esta ocasión haya sido para descubrir que también en los límites del mundo estaban confinados.       

   

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