San Fernando

Juicio por el crimen de la Casa Micolta en San Fernando: "La trataba como un trapo"

Viviendas sociales de la Casa Micolta de San Fernando, donde ocurrió el crimen en 2019.

Viviendas sociales de la Casa Micolta de San Fernando, donde ocurrió el crimen en 2019. / D.C. (San Fernando)

Los testimonios aportados por familiares, vecinos y allegados han descrito a Manuela Bravo -Manoli- como una víctima de la violencia de género de manual durante el segundo día del juicio con jurado que se celebra en la Audiencia Provincial por el crimen ocurrido en los pisos sociales de la Casa Micolta, en San Fernando, durante 2019. 

Los testigos que han prestado declaración esta mañana se han referido a la fallecida como una mujer "vulnerable", "triste", que aparentemente "se sentía muy sola" y que, dado sus escasos recursos económicos, precisaba de ayudas sociales y familiares para salir adelante. Acudía a las Cáritas de la parroquia cercana a su casa y frecuentaba el comedor benéfico de El Pan Nuestro, donde conocía y trataba también a otros usuarios desde hacía un tiempo. 

Precisamente fue allí donde enseguida se dieron cuenta de lo tóxica que era la relación que había iniciado con el acusado, Miguel, que empezó a acompañarla cada día. Según los testimonios aportados, era posesivo y autoritario, no dejaba que hablara con otros conocidos, no permitía que nadie -ni siquiera con esas personas con las que habitualmente trataba- se le acercara y, si alguien le dirigía la palabra, se enfadaba automáticamente, le controlaba el teléfono móvil...

"La trataba como un trapo", apunta una de esas amistades que Manuela tenía en el comedor social en la declaración que hizo en su día y a la que hoy, a petición del Ministerio Fiscal y dada su relevancia, se ha dado lectura ante el tribunal popular al no poder dar con el paradero de esta persona para que prestara declaración como testigo. 

Vecinos de los pisos sociales del Ayuntamiento de San Fernando en los que vivía la víctima han recordado también una fuerte discusión entre Manuela y el acusado que ocurrió apenas unos cuantos días antes de que Manuela muriera asfixiada. Ese día, la fallecida quiso romper la relación. "Le gritaba que se fuera de allí, que no quería verle más. Yo le dije (a Miguel) que se fuera y no se metiera en líos, pero al día siguiente ya estaba otra vez por allí", ha explicado uno de los inquilinos de la Casa Micolta, el mismo que unas semanas después -alertado por una vecina que empezó a sospechar por el mal olor que salía de la vivienda-tuvo que llamar a la Policía para que entrara en el piso y hallara el cadáver. 

El intento de estrangulamiento que empezó "como un masaje" y que tanto asustó a Manuela fue un punto de inflexión en esa relación, según el testimonio aportado por los testigos. Fue entonces cuando la fallecida se dio cuenta de que tenía que cortar radicalmente con el acusado y dejar a un lado una relación sore la que -hoy también se ha puesto de manfiesto en la vista- tuvo dudas desde un primer momento.  

Tras lo ocurrido, Manuela apareció sola en el comedor social con evidentes muestras de haber sido agredida, por lo que la convencieron para que acudiera al hospital de San Carlos y para que denunciara. Al médico que la atendió en Urgencias y que dio aviso a la Policía de que se trataba de una agresión por violencia de género le llamó mucho la atención que la víctima, ese día, acudiera con una maleta llena de ropa. 

En la vista se ha puesto de manifiesto también que los artículos sustraídos del piso de Manuela -entre ellos, algunos electrodomésticos regalados por sus familiares directos- fueron posteriormente vendidos por el acusado en una tienda de segunda mano.   

Este lunes, nada más dar comienzo el juicio con jurado, acusado -que lleva más de dos años en prisión- se declaró culpable y admitió los hechos. 

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