Coronavirus en Cádiz

El estigma de una enfermedad contagiosa

Una imagen del Puerta del Mar en plena pandemia.

Una imagen del Puerta del Mar en plena pandemia. / Jesús Marín

Rata contagiosa. El mensaje se lo dejaron pintarrajeado en su coche a una enfermera de Barcelona. En agradecimiento a su batallar contra el coronavirus. Un valiente armado con pintura la señaló ante sus alarmados vecinos. Trabajaba en un hospital. A la hoguera, por bruja. Barcelona es Salem con más malaje. No fue el único caso, aunque los expertos alertaron que no se trataba de un delito de odio, en todo caso coacción. Nada, una bromita sin maldad. Pero la cuestión es que el coronavirus provoca un estigma. Por eso ninguna de las personas con las que hemos hablado para confeccionar el reportaje sobre la dexametasona ha querido dar su nombre, mostrar su rostro. No estamos en la Edad Media, no hay leprosos en las calles que anuncien su llegada con una gran matraca, pero el paso de los siglos no ha cambiado el miedo hacia el contagio. Eso sí, un contagio selectivo. Incluso es posible que el mismo idiota que llamó rata contagiosa a la enfermera luego se quejara de no poder tomar birras con sus amigos o ir al Camp Nou a abrazarse con desconocidos tras un gol del Barça.

En Cádiz, donde por las causas que sea, el virus no se ha dejado sentir con la virulencia que en otras provincias españolas, también se ha notado ese temor a la estigmatización. Personal sanitario que prefiere que nadie sepa que trabaja en urgencias, que no está destinado en la octava, donde van los infectados. Incluso personas que han sufrido el covid y que ya están totalmente repuestas que prefieren que nadie sepa que en su día fueron enfermos. Ahora, aunque nadie sepa aún con certeza por cuanto tiempo, están inmunizados. Pero esa protección ante el virus no les sirve ante la sociedad. No están libres de que se les señale con el dedo. Por eso los Antonio, Roberto o Eva prefieren no dar sus nombres, como tampoco los quieren dar muchos de los profesionales sanitarios que durante estos meses nos han contado qué se cocía dentro de los hospitales. El miedo es un enemigo poderoso y nadie ha hallado aún la vacuna.

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