Cádiz creó este verano empleo a un ritmo récord pero fue insuficiente para asimilar la llegada de nueva mano de obra al mercado laboral. Ésta es la paradoja que presenta la Encuesta de Población Activa correspondiente al tercer trimestre, que arroja algunas cifras para la esperanza y otras muy preocupantes.

El tercer trimestre suele ser un periodo positivo para el mercado laboral de la provincia de Cádiz. Los contratos del sector servicios vinculados a la temporada alta propulsan la creación de empleo y permiten reducir los niveles de paro. El pasado verano no fue una excepción.

La ocupación escaló hasta los 454.600 trabajadores, lo que supone la creación de 24.600 puestos de trabajo respecto al segundo trimestre. Desde el verano de 2008, justo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, no se registraba una cifra tan alta de personas con empleo en la provincia de Cádiz. 

Hay que recordar que el INE no considera desempleados a a los afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). El INE sigue las especificaciones de Eurostat, el órgano de estadística de la UE, que estipula que los suspendidos de empleo se clasifiquen como ocupados cuando existe una garantía de reincorporación al puesto de trabajo, una vez finalizado el periodo de suspensión, garantía que está recogida en los reales decretos aprobados durante la pandemia. También se clasifican como ocupados los trabajadores afectados por un ERTE con reducción de jornada. 

En cuanto al paro, la provincia contabilizó 137.000 desempleados, 10.000 menos que en el trimestre anterior, pero casi 19.000 más que en el verano de 2020. Pese al notable incremento de la ocupación, la tasa de paro se situó en el 23,1% de la población activa, sólo dos puntos menos que en el segundo trimestre del año. Y lo que es peor. Es superior al 21% del verano de 2020, un año en el que la actividad estuvo muy menguada por el impacto de la pandemia de coronavirus. Cádiz se mantiene como la cuarta provincia con la tasa de paro más alta de España, tras Huelva y las dos provincias canarias.

La causa de esta disparidad es el fuerte incremento de la población activa, que es la que resulta de la suma de la cifra de ocupados y la de parados. En otras palabras, está formada por las personas que trabajan o buscan activamente un empleo. La población activa de Cádiz se disparó en el tercer trimestre hasta las 591.600 personas, la cifra más alta desde el verano de 2014, y casi 30.000 más que en el tercer trimestre del año pasado. 

Este incremento de la población activa se produce fundamentalmente a costa de la población inactiva, formada por el grupo de personas en edad de trabajar que ni tiene empleo ni lo busca, como jubilados, estudiantes, personas dedicadas a las labores del hogar o con incapacidad laboral. La población inactiva de Cádiz desciende a 451.200, la más reducida desde el primer trimestre de 2017. Son 50.000 menos que en el segundo trimestre de 2020, en el que se disparó como consecuencia del confinamiento, en el que miles de trabajadores, especialmente mujeres, tuvieron que dejar de trabajar o de buscar trabajo para atender a menores o dependientes a su cargo.

En el caso del pasado verano, el descenso más acusado es precisamente el de las personas dedicadas a las labores del hogar, con 8.000 integrantes menos respecto al segundo trimestre, seguida del colectivo de estudiantes, que desciende en 5.000 respecto al periodo comprendido entre abril y junio. Esta tendencia sería una muestra de la incorporación al mercado laboral de nuevos trabajadores ante la expectativa de encontrar colocación.

El problema estriba en el componente estacional del empleo generado. El sector servicios ha sido la locomotora de la creación de puestos de trabajo el pasado verano, con 22.000 empleos más, hasta un total de 367.700, compensando la pérdida en el resto de ramas de la actividad. Estas cifras son consecuencia de la reactivación del turismo durante el verano, un empleo intensivo en mano de obra pero caracterizado por su estacionalidad. Si se mantiene la tendencia de años anteriores, es más que probable que en el cuarto trimestre se registre una intensa destrucción de empleo.

Los primeros indicadores ya van en ese sentido, como los del paro registrado en el Servicio Andaluz de Empleo, que siguen una metodología diferente a la de la EPA y no son directamente comparables. En el mes de septiembre la cifra de inscritos en las listas del paro aumentó un 4,2% respecto a agosto, lo que evidencia una desaceleración del mercado laboral cuya intensidad es aún una incógnita.