Entrevista de Cerca | Javier Sánchez Rojas

“Las empresas gaditanas pueden competir con las de cualquier lugar”

  • Lleva 34 años en la CEC y ahora compagina su cargo con el de presidente de las Cámaras de Comercio de Andalucía. Aboga por la unidad y la asociación de las comarcas de Cádiz

Javier Sánchez Rojas, en su despacho de la CEC.

Javier Sánchez Rojas, en su despacho de la CEC. / Jesús Marín

"Soy por naturaleza un hombre difícil de controlar. Rechazo con fuerza cualquier autoridad que no cuente con mi respeto. Y considero las leyes sólo como propuestas provisionales y aptas de ser cambiadas para regular las relaciones humanas”. La frase de Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán, ocupa un lugar destacado en el despacho de Javier Sánchez Rojas. El presidente de los empresarios gaditanos tiene muy claras las ideas, aunque es un hombre dialogante y que asegura que apuesta por la “negociación hasta la extenuación”. Tras una convalecencia que se ha alargado algunos meses ha vuelto con algunos kilos menos pero con idéntico entusiasmo al que siempre ha mostrado.

–¿Qué tal va esa vesícula?

–He pasado por un problema que felizmente he superado y aquí esto al pie del cañón de nuevo. No he dejado de estar pero, por recomendación facultativa, he tenido que dejar los ruedos un tiempo. Ha sido un poco largo pero bien, cuidándome. Lo digo siempre en tono de broma pero yo no comía tres meses seguidos en mi casa desde que hice la Primera Comunión. Una vida ordenada, una comida ordenada y la ayuda de mi mujer, que es la que me ha cuidado, me han hecho recuperarme.

–Qué haríamos sin las mujeres.

–Pues no lo sé. Yo tengo además dos hijas, o sea que imagina. En reglas generales las mujeres son más pragmáticas. Creo que en estos momentos si Rusia la mandara una mujer no estaríamos viviendo esta invasión en Europa.

–¿Cuantas veces tienen que fracasar los hombres como dirigentes para dejar las riendas de la política mundial al género femenino de una vez?

–Hay un exceso de testosterona en la sociedad. Sin duda.

–Ahora que ha mencionado a Putin y sus anhelos de esa Rusia Imperial. ¿Cómo está afectando la guerra al tejido empresarial de la provincia?

–De manera diversa, pero generalizadamente mal. En cuanto al estado de ánimo y a añadir la incertidumbre a unos años que están siendo duros. Ser empresario conlleva siempre incertidumbre, pero dentro de un orden, y lo que nos está ocurriendo, sin solución de continuidad, desde 2008, es que no levantamos el vuelo cuando viene otro problema. Y cada cosa más grave. Todo eso retrae al consumidor, genera dudas, aplaza decisiones de compras, de cambio de bienes, en las empresas se encarecen las materias primas, genera desconcierto porque lo que se preveía como un buen año para el turismo, dependiendo de lo que dure el conflicto, pues puede afectar a nuestra base económica. Por lo tanto, estamos con mucha preocupación.

–¿Temen que no se produzca la ansiada recuperación del turismo extranjero, o también puede afectar al nacional?

–A todo. En una situación así nadie viaja con normalidad. Cualquier decisión, ya sea cambiar de chaqueta, de coche o salir a cenar, tiene consecuencias económicas y, por lo tanto, en el empleo. Todo esto sin olvidar que seguimos en pandemia, que parece que empezamos a olvidarnos del virus.

–Putin ha acabado con el coronavirus, o al menos lo ha desplazado de los titulares.

–Pero siguen muriendo 300 personas al día. No entiendo cómo se puede normalizar eso.

–Es como si asistiéramos impertérritos a dos accidentes aéreos al día en España.

–Eso es. Se dice muy pronto la cifra, pero aisladamente es un drama. Dicen ahora que tendemos a gripalizar la pandemia, pero es una gripe un poco preocupante.

–¿Cuántos años lleva en la Confederación de Empresarios?

–Casi 35. Entré con temas de formación, entonces en plantilla sólo había una persona, la administrativa, y el secretario general que era externo, Juan Carlos Jiménez Laz, que fue quien me brindó la oportunidad de incorporarme al equipo. A partir de ahí empiezo una carrera profesional en la que me llevo varios años de segundo, luego me proponen la Secretaría General, que acepté, y me llevé 20 años en ese cargo. Y ahí se empieza a producir un cambio importante en la organización, con Santiago Cobos, que tuvo una gran amplitud de miras, una profesionalización, se empieza a conquistar territorio, a salir de Puerta de Tierra, y esa línea se continúa con Miguel González, de quien fui vicepresidente ejecutivo. Y ya hace ocho años que di el paso a la Presidencia.

–Usted es jerezano.

–Sí, fui elegido en Cádiz, me reeligieron en Jerez y por última vez en Algeciras, para poner un granito de arena en lo que lleva esta casa trabajando muchos años, que es la integración provincial.

–Ya es difícil poner de acuerdo a todas las comarcas gaditanas.

–Cada vez menos, afortunadamente. Son ya abundantes las entidades que trabajan desde un punto de vista provincial, estando atentos a las comarcas. Me gusta recordar que el País Vasco entero cabe en la provincia de Cádiz, con su peso político, económico, lo años de plomo, superados afortunadamente, pero es que cabe en Cádiz. Es que Andalucía es muy grande, un amigo la llama La Portugal tumbada. La población de una provincia castellano-leonesa cabe en el Nou Camp. En Cádiz hablamos con una provincia de grandes ciudades, con una decena de municipios de más de 60.000 habitantes, y todo eso genera situaciones a las que hay que ir respondiendo.

–Ahora que menciona su faceta andaluza, ¿es difícil compaginar su cargo como presidente de las Cámaras de Andalucía con la CEC?

–No, nada difícil. Por poner un ejemplo cercano, es como si la confederación fuera la Asociación de la Prensa y la Cámara, los colegios de periodistas. En este último caso hablamos de organismos oficiales y las confederaciones y asociaciones patronales tenemos carácter privado y de asociación libre. El mensaje es casi unidireccional, llevamos a gala la unidad de acción empresarial. Decimos cosas similares, a veces en espacios distintos. Es un reto bonito porque Andalucía es muy grande, pero hay muchas cosas por hacer.

–¿Están notando ya los empresarios que empiezan a llegar esos fondos europeos de recuperación de los que tanto se han hablado?

–No, muy poco. Y aunque las cifras son tozudas y CEOE decía que de los 9.000 millones previstos para la mediana y pequeña empresa sólo habían llegado unos 100, mi percepción es aún menor. Se ha abierto una vía que es el PERTE naval, pero el sector de la industria auxiliar dice que esos 310 millones se quedan muy cortos. Insufla dinero pero eso puede ser insuficiente sólo para Navantia, imagínate para toda la cadena de suministros. Hay quien está gastando una broma estos días que dice que el que le puso de nombre a los fondos Next Generation no estaba diciendo cuándo iba a venir sino para quién tenemos que trabajar. Hay demasiada lentitud.

"El País Vasco entero cabe en la provincia de Cádiz. Más que potencial tenemos potencia”

–¿Cómo se percibe al empresario gaditano más allá de nuestras fronteras?

–Creo que de una manera bastante buena, bastante alejada de los estereotipos, sobre todo los que están metidos en la trinchera como nosotros. Los otros no tanto.

–¿Entonces seguimos teniendo fama de flojos y maleantes?

–Sí, sí, lo más triste es que podemos llegar a tenerla nosotros mismos como sociedad. Mira, un dato. En el Informe de Absentismo Laboral de España, que está disponible en internet, aparece quién está a la cabeza en estos en España. ¿Qué lugar diría?

–Ilústreme.

–El País Vasco. Sin embargo, muchos habrán pensado, durante estos puntos suspensivos, que sería Cádiz porque alguien cogió una baja para irse de Carnavales. No compremos la materia prima de nuestros adversarios.

–¿Hay empresarios dispuestos a invertir en Cádiz?

–Muchos, mucha gente atenta a que estamos de moda, no en el sentido frívolo sino en el real. El riesgo en estos momentos es el factor institucional, que nos faltan más alianzas, más complicidad entre las administraciones, y esos estereotipos, esas chanzas que hacemos entre nosotros mismos, que están bien para una charleta de barra de bar, para una copla, no nos benefician en nada.

–Cádiz tiene un gran potencial pero no termina de aprovecharla, sobre todo industrialmente.

–Esa pregunta da para un ensayo, o casi una tesis. Sí digo una cosa, me he prohibido a mí mismo decir potencial, lo que Cádiz tiene es potencia, somos una potencia. Antes del covid, que nos ha venido a parar a todos, íbamos a tener un año récord en reparaciones navales, overbooking, en turismo, en cruceros, en construcción naval, crecíamos en exportaciones... pero nos rasgamos más la camisa con las desgracias que con las alegrías. Luego vino el covid y nos mandó parar, y ahora ha llegado la invasión genocida de Rusia, pero hemos sido capaces de hacer eso y seremos capaces de recuperarlo.

–¿Y qué nos falta entonces?

–Densidad empresarial, alianza y suma, no me canso de decirlo. Miramos a Málaga, que tiene 35 museos, pero nosotros, la provincia digo, sumaríamos los mismos. Otra cosa es que no tenemos trabajada la unidad de acción, la venta, el sentido y el arraigo de pertenencia a una ciudad-bahía, que no está hecha desde el punto de vista ni político ni económico. Nuestro problema frente a otras provincias, que caminan bajo el paraguas de una sola marca, es que somos como la Santísima Trinidad, de casi todo, al menos, tenemos tres, luego siempre vamos a llegar más tarde.

–Pero se van dando pequeños pasos hacia adelante ¿no?

–Sí, sobre todo en el sector turístico, con empresas que abren en diferentes comarcas. La integración de actividad económica también la tenemos que conseguir en la socio-política.

–¿Cómo están viviendo los empresarios está huelga del transporte que estamos padeciendo?

–Muy mal. Estamos incrédulos e insatisfechos con la inacción del Gobierno. Desde el no parar a tiempo piquetes, que me niego a llamar informativos, hasta que en el día de hoy se sigan revisando los días para reunirse. Esto no se puede demorar. Es una urgencia. Lo veo todo con sorpresa y decepción. Cuando los problemas se están anunciando son más abordables que cuando la bola de nieve va creciendo y te pasa por encima, y lo estamos viendo. De ser una plataforma que nadie sabía de donde venía ha pasado a aglutinar cada vez a más sectores. Puede paralizarse la actividad, pueden perderse granjas de animales, cerrar empresas, fábricas de todo tipo. Y no me creo que lo fue uno de los grandes héroes de la respuesta al covid, que fue la cadena de distribución, ahora, quizá por un exceso de frenada o una respuesta bastante laxa del Gobierno, se convierta en un problema para todo el país. La cuestión es qué se puede conseguir para calmar a tanta gente cabreada. Y eso afecta al bienestar social del país y hasta a la seguridad jurídica. Se nos ha ido de las manos.

–Y eso que el 14 de diciembre ambas partes hablaron de un acuerdo histórico para ambas partes.

–Sí, pero es que desde entonces el precio de la energía y los carburantes no ha dejado de subir. No sé cómo atajarlo, pero sí sé que lo que era un problema que se podría haber encapsulado se está extendiendo a otros sectores y prácticamente nos está afectando a todos. Es que se están muriendo los animales por falta de pienso. Como diría mi abuela, es un contradios. Yo creo en la negociación hasta la extenuación. El conflicto es innato al ser humano pero hay que afrontarlo, no apartarlo.

–Vaya un mundo complicado que vamos a dejar a nuestros hijos.

–Lo que mete todavía más presión a nuestra generación, porque tenemos que intentar dejarle, por lo menos, un mundo igual al que nosotros nos encontramos. Hacer analogías con otros periodos históricos es injusto. Te mires donde te mires creo que lo más grave es lo que estamos viviendo como género humano desde 2008, aquella quiebra de Lehman Brothers, que tan antiguo parece fue antes de ayer, como quien dice, y todo lo que ha venido después. Si te comparas encuentras donde reconfortarte o donde sentirte peor, pero no caigo en eso, lo que tenemos entre todos es hacer verdad en aquello que decíamos cuando estábamos confinados: de esta saldremos mejores.

"En vez de lamentar que nos arrebaten cosas hay que dedicar ese esfuerzo a luchar por evitarlo”

–Caramba, ¿pero alguien se creyó esa milonga? Personalmente ni por un momento. La mayoría nos morimos con las virtudes y los defectos que teníamos en el patio del colegio.

–Yo tampoco veo por ningún lado que seamos mejores. Se ha deteriorado mucho lo colectivo, prima más el egoísmo, no hay referentes que marquen pautas de comportamientos ejemplares, no hay criterios coherentes, mantenidos, sino que cada día hay una respuesta nueva. Eso no es bueno para la sociedad. Y a nivel colectivo todo se ha puesto en cuestión. Vivimos un mundo convulso. Nos han cambiado las preguntas y estamos todavía con las mismas respuestas. Ahí es donde, con mi equipo, modestamente estamos intentando preguntarnos qué organización merece los tiempos que vienen y hacia dónde vamos. La intensidad de los cambios que estamos viviendo, en tan poco tiempo, es tremenda. Llevamos el banco en nuestro móvil. Eso no puede ser respondido con localismos. Dentro de décadas se estudiará este tiempo que nos ha tocado vivir.

–¿Y qué Confederación de Empresarios le gustaría dejar cuando ponga fin a su etapa?

–Me gustaría dejar una organización mejor a la que me encontré, y eso que creo que hoy goza de una buena reputación, y no es por mí, sino por todo el colectivo. Somos un referente de criterio, se puede estar de acuerdo o no, pero lo hacemos con toda lealtad hasta cuando estamos en desacuerdo. El mundo asociativo patronal está muy consolidado. Hay apuestas de futuro, naciendo casi, como el Tag Global Meeting, que seguro darán mucho juego en el futuro.

–La comarca de la Bahía de Cádiz viene reclamando planes industriales decididos por parte del Gobierno que evite fiascos como los de Delphi o más recientemente Airbus. ¿Se logrará alguna vez?

–Es que, cuando te comparas y miras, no somos una excepción en ese tipo de cosas. Ahora la sociedad sevillana está en conflicto por el anunciado cierre de Santa Bárbara y el caso es similar al de Airbus. A nosotros nos debe servir de aprendizaje. En todos lados cuecen habas. Creo que Airbus ha perdido una oportunidad de montar el relato de una manera que no nos sintiera tan mal. De decir: voy a ampliar el centro de El Puerto, voy a consolidar la producción tecnológica aquí, empezaron por el final, por voy a cerrar Puerto Real. Debemos aprender de las empresas motrices. El esfuerzo que dedicamos a rasgarnos las vestiduras cuando nos arrebatan cosas quiero dedicarlo a evitar que nos quiten cosas. En vez de llorar por lo que perdimos hay que presumir de lo que tenemos. Y no sólo en el ámbito empresarial. Yo quiero trabajar con Cádiz y Elcano para que cuando se jubile se quede aquí, en vez de protestar cuando se lo quieran llevar a Cartagena.

–¿De qué podemos presumir?

–De tener la segunda industria auxiliar aeronáutica de Andalucía, detrás de Sevilla. Por ejemplo. Somos potencia naval y aeronáutica. Es un valor añadido y crea empleo. Todavía hay ciudadanos que si les preguntas dirían que quiten los astilleros para hacer pisos. Hombre por Dios. ¿Estamos locos? Nos falta número, pero nuestras empresas pueden competir con cualquiera. Vienen firmas a invertir, a construir hoteles, como en Tiempo Libre, y eso debería ser tan ruidoso como un cierre

–¿Y la industria auxiliar naval y aeronáutica está preparada para los nuevos retos?

–Sin duda. Navantia ha corregido también comportamientos menos colaborativos, y es que la industria auxiliar le decía: oiga, si quiere que esté preparado, dígame por dónde va a transitar. Si somos capaces de hacer barcos ¿por qué no vamos a hacer turbinas eólicas? Pero a la gente hay que formarla.

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