Las consecuencias del coronavirus en la provincia de Cádiz

Formas de acercar la fe

  • Misas por internet, reflexiones con cantos en un grupo de whatsapp, la 'Salve Marinera' en los altavoces... todo recurso es válido para que el clero gaditano intente reforzar la fe de la feligresía en unos tiempos tan inciertos

En un rincón de la Sierra de Cádiz todos los días a las nueve de la mañana suena un mensaje de whatsapp en centenares de móviles. La salutación es siempre la misma: "Buenos días nos dé Dios". Y a renglón seguido el mensaje queda enriquecido con una reflexión, una oración o un versículo del Evangelio y rematado al final por un vídeo de una composición musical de contenido religioso. El mensaje se recibe en muchos domicilios de Grazalema, Benaocaz y Villaluenga y quien lo manda es Sergio Moreno, arcense de 46 años y que es el cura responsable de la labor pastoral en estas tres localidades serranas.

El padre Sergio explica que esta es la mejor forma que ha encontrado para mantener el contacto con una feligresía a la que reconoce que echa de menos. El actual estado de alarma y el confinamiento decretado para hacer frente a la pandemia del coronavirus le imposibilitan "por sentido común" acercarse a Benaocaz y Villaluenga. En esta última localidad lo que ha hecho es darle la llave de la parroquia de San Miguel a un vecino que abre el templo un rato todas las mañanas para que los vecinos puedan tener su rato de oración "y la verdad es que la gente está respondiendo, aunque siempre con muchas precauciones para evitar contagios", aclara.

Él, por su parte, debe ceñirse a la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, en Grazalema, que es desde donde emite todos sus mensajes mañaneros. Músico titulado y compositor de varios himnos religiosos, el padre Sergio ha encontrado en este recurso el camino más directo "para alimentar el alma de nuestros feligreses". "Porque aunque siempre, y más en la situación actual, estemos preocupados por el cuerpo y por nuestra salud, lo cual es muy lógico, el alma es siempre la gran olvidada y es ahí donde los sacerdotes, que somos los médicos del alma, tenemos que volcarnos", apostilla.

El mensaje de whatsapp que suena en ese rincón de la Sierra se transforma en otras ciudades en recursos tecnológicos que permiten a muchas parroquias acercar a sus feligreses sus eucaristías diarias y otros cultos bien por facebook o bien por youtube, algo que esperan mantener cuando a partir de mañana llegue la Semana Santa y luego el triduo pascual.

Hasta dos misas diarias emite por facebook la Parroquia del Santo Cristo de San Fernando. Su responsable, el padre Rafael Pinto, reconoce ser un defensor de que las iglesias sigan abiertas pese a mantenerse el estado de alarma. Y se justifica así: "Es que pienso que los sacerdotes debemos dar un testimonio de valentía. Sin hacer locuras y sin olvidar las medidas de seguridad recomendadas, no podemos reservarnos por miedo". "Debemos estar preparados hasta para dar la vida por nuestros feligreses si hiciera falta", añade incluso este sacerdote que ha viajado ya a otras localidades de la provincia para celebrar misa en residencias de ancianos por las reservas mostradas por otros clérigos.

Rafael Pinto explica que la parroquia del Cristo de San Fernando abre todos los días, que los fieles acuden un rato a orar y que algunos también solicitan ser escuchados en confesión, algo que se sigue haciendo aunque sentados en un banco de la iglesia y con varios metros de distancia entre ambos.

Y en esto de recurrir a las nuevas tecnologías hay un caso curioso en la provincia como es el del padre Yelman Francisco Bustamante, párroco de San Isidro Labrador, en Los Barrios, desde 2012 y que es algo así como un cura-orquesta. Y es que antes de celebrar la misa coloca siempre ante el altar un trípode y un palo de selfie que, ladeado, permite que un teléfono móvil emita la eucaristía por internet. Y añade que otras veces incluso se ha sentado en el presbiterio y allí, con la ayuda de su ordenador, va leyendo en voz alta y on line las peticiones que le hacen sus fieles. El padre Yelman, que concibe su página de facebook como "una pastoral de proximidad fuera de las paredes del templo", está maravillado del seguimiento que estas retransmisiones están teniendo en Los Barrios e incluso en otros puntos del planeta. "Mi miedo es que cuando se levante la pandemia ya nadie quiera venir a la iglesia porque es más fácil seguir la eucaristía desde casa", afirma con ironía este sacerdote que considera que, pese a las circunstancias actuales, su parroquia sigue muy viva "aunque sea de manera virtual".

La parroquia de Los Barrios está cerrada desde un domingo en el que, literalmente, nadie acudió a misa por mor del confinamiento. En la parroquia de San Lorenzo, en Cádiz, esa clausura fue por otros motivos que su responsable, el padre Jesús García Cornejo, prefiere omitir. "Digamos que dejarla abierta podía provocar cierta tensión", se limita a subrayar. Eso sí, este sacerdote aclara que su labor diaria no se ha visto reducida, ya que el contacto telefónico con su feligresía es continuo. Y, además, desde su condición de arcipreste del Cádiz interior, explica que otros templos del casco histórico sí permanecen abiertos, tal y como ha recomendado el obispo de la diócesis, aunque rápidamente aclara que la asistencia es mínima "porque en Cádiz hay muchos mayores que son personal de riesgo en una pandemia como esta".

El derecho canónico obliga a todo sacerdote a celebrar al menos una misa diaria. El padre Jesús García Cornejo lo lleva a cabo en una sala de su vivienda que ha transformado en una especie de oratorio. Y en el convento del Carmen de San Fernando, por ejemplo, sus seis frailes carmelitas han decidido concelebrar la eucaristía juntos todos los días a las ocho de la mañana en una capilla del templo más reducida ubicada a los pies de la Patrona de La Isla. "A todo sacerdote le gusta celebrar misa ante su pueblo, pero de todo se aprende y estas eucaristías son más íntimas e invitan más a la reflexión", recalca el padre Serafín Galindo, prior de esta orden que tiene a su cargo la iglesia del Carmen de San Fernando pero también la de Cádiz.

Ambos templos estuvieron abiertos hasta el pasado lunes, cuando la orden decidió cerrar sus puertas. "Siempre venía alguien a rezar un rato ante la Virgen, pero preferimos ayudar a salvaguardar la seguridad de todos", añade. Incluso, para no tener que acudir a diario al convento de las Carmelitas Descalzas de La Isla a dar la comunión, los frailes han acercado una reserva de formas consagradas que serán repartidas a diario por la priora entre el resto de las religiosas de la congregación.

En contraprestación a esta clausura forzada, el grupo joven de la hermandad del Carmen de La Isla recoge todos los días por internet peticiones entre la feligresía que son ofrecidas luego a la Virgen. E igualmente tras los aplausos de las 20 horas, a través de la megafonía del patio del colegio Liceo suena cada tarde la Salve Marinera para deleite de muchos.

Estos días esta labor pastoral tiene una vertiente muy importante en los hospitales de la provincia, donde los capellanes que tienen a su cargo esta responsabilidad han visto incrementado su trabajo de manera notable. Así lo reconoce Fernando Carmona, delegado pastoral de Salud de la Diócesis de Cádiz. Carmona, médico de profesión y laico, explica que la labor de estos sacerdotes se centra en prestar asistencia espiritual a los enfermos y a sus familiares, pero también al personal sanitario. Y aclara que estos capellanes están obligados a cumplir las mismas medidas de seguridad que se le exige a médicos, enfermeros y al resto del personal sanitario. Ello no evita que se asuman riesgos, de lo que pueden dar fe los tres sacerdotes que prestan asistencia espiritual en el hospital Puerta del Mar de Cádiz y que ahora están en cuarentena por haber estado en contacto con enfermos de coronavirus.

La pandemia sigue, al igual que continúan el confinamiento, el trabajo asistencial a los más vulnerables desde cada Cáritas Parroquial y la labor de un clero que asume este tiempo como una especie de retiro espiritual que invita aún más a la reflexión personal. Y tras defender que esta crisis sanitaria debería contribuir a abrir un debate sobre el rumbo de la humanidad y "sobre la importancia de valorar más las cosas cercanas", estos sacerdotes coinciden al lanzar un mensaje unánime de esperanza a sus fieles "porque, como prometió Jesucristo, Él estará con nosotros hasta el fin del mundo", recalca el padre Sergio Moreno.

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