Red de Acogida de El Puerto

“Los chicos inmigrantes que llegan no son un problema. Son una riqueza”

  • Tras cumplir 18 años, los jóvenes deben abandonar los centro de La Junta y pasan a vivir en la calle

  • Ayudarles y encontrarles un hogar es la misión de la Red de Acogida de El Puerto

De Izda. a Dcha.: Lola Barberán, Elena Delgado e Isabel Calvo en la plaza Isaac Peral, durante la entrevista.

De Izda. a Dcha.: Lola Barberán, Elena Delgado e Isabel Calvo en la plaza Isaac Peral, durante la entrevista. / Andrés Mora

Zakaria acaba de cumplir 18 años. Como cualquier otro joven, él también tiene sueños, expectativas, planes e ilusiones por cumplir en esta vida. Pero su situación, no es como la de la mayoría de los adolescentes europeos. Zakaria dejó de parecerse a la mayoría de los chicos cuando con tan sólo 17 años tuvo el coraje - o quizás la única alternativa- de subirse a una patera y cruzar el mar. O quizás dejó de serlo cuando tuvo la valentía de encarar esta aventura (en la que podía acabar muerto) con su hermano de nueve años. Quizás su destino cambió cuando por primera vez pisó tierra española y fue llevado a un centro de acogida de la Junta de Andalucía en Sevilla; o bien, ha dejado de ser como los demás desde el momento que ha cumplido la mayoría de edad y todas sus ilusiones se han hecho pedazos desde que se ve abandonado, literalmente en la calle, durmiendo en cualquier lugar, en un país donde no entiende el idioma y con una mano delante y la otra detrás. Durante un mes y medio ha aguantado todo esto. El estar cerca de su hermano (que sigue en el centro) bien lo merecía; pero la situación ya se ha vuelto insostenibles y ha tenido que llamar para pedir ayudar a un número de teléfono que le ha pasado un amigo, donde asegura que lo van a ayudar.

“Me llamó llorando, diciéndome que llevaba meses durmiendo en la calle. Le pregunté que quién le había dado mi número, y me comentó que un amigo. Están totalmente desprotegidos y perdidos”, explica Lola Barberán. A día de hoy ella, junto a otros compañeros, se encuentra al frente de la Red de Acogida de El Puerto, una asociación que tiene como misión acoger y ayudar a estos chicos tras su salida de los centros de menores tutelados de La Junta. “Estos chicos llegan a España y los meten en un centro de acogida, hasta que tienen 18 años. Luego están obligados a marcharse y a buscarse la vida ellos mismos. Imagínate qué hace un niño de esa edad en la calle”.

Este grupo nació aproximadamente hace dos año, y sus antecedentes hay que buscarlos en la Mesa de Trabajo en defensa de los Migrantes y Refugiados. “Como bien sabrás, El Puerto es Ciudad Refugio desde octubre del año 2016”, explica Lola. “Nunca pudimos hacer nada porque no nos llegaron refugiados. Viendo la necesidad imperante que había en relación a los extutelados de La Junta, pues la gente que estaba en la mesa nos pusimos las pilas”. No obstante, a pesar de que se tenía más que claro la dirección que debían tomar, esta asociación tomó la determinación (donde finalmente consiguieron movilizarse) tras la llegada , de los 23 inmigrantes que el año pasado aparecieron deambulando y perdidos por las calles de El Puerto. Desde entonces no han parado de trabajar.

El primer paso -y el más apremiante- es conseguir quitar al chico de la calle y encontrarle un lugar donde poder dormir. En este caso, y por el momento, esta labor se está realizando gracias a las familias colaboradoras que acogen en su casa a los chicos, o bien en el centro Anydes. En segundo lugar -y no por ello menos engorroso- toca el turno del tema jurídico. Si ya incluso a los propios españoles les cuesta entenderse con los Juzgados y con la Administración (aún hablando el mismo idioma), ni que decir un chico que ni siquiera habla español. “Es muy importante regularizar su situación. Nosotros lo hacemos como buenamente podemos, pero es básico”, explica Lola. Y por último, el tema de la formación. Para ellos es el más importante y con el que más ilusión muestran. Para la asociación, al fin y al cabo, es una manera de tenerlos entretenidos ya que hasta que no lleven tres años de residencia en España no pueden conseguir el permiso de trabajo: ayudarles a matricularse para conseguir el Graduado Escolar, mostrarles los distintos oficios a los que se pueden dedicar en el país... “Son como una esponja. Vienen dispuestos a aprenderlo todo. No te puedes imaginar lo ilusionados que están porque dentro de poco van a poder aprender inglés”.

Elena, Isabel y Lola mientras ultiman los detalles de los proyectos que están próximos a realizarse. Elena, Isabel y Lola mientras ultiman los detalles de los proyectos que están próximos a realizarse.

Elena, Isabel y Lola mientras ultiman los detalles de los proyectos que están próximos a realizarse. / Andrés Mora

A día de hoy esta asociación trabaja codo con codo con el resto de Redes de Acogida que se encuentran en Jerez, Campo de Gibraltar y Véjer, desde donde también se presta ayuda a los cerca de 100 chavales que actualmente se encuentran en esta situación en la provincia de Cádiz. De ellos, 14 pertenecen a El Puerto, donde cuatro de ellos están en un piso tutelado y los 10 restantes repartidos entre distintas familias colaboradoras. Elena Delgado e Isabel Calvo son dos de ellas.

“No queremos que esto sea visto desde la perspectiva de la pena y de la lástima”, explica Isabel. Tanto ella como el resto de su familia han aprendido a chapurrear algo de árabe gracias a las conversaciones que mantienen vía whatsapp con la familia del chico marroquí que acogen. “Estos niños que nos llegan no son un problema; sino todo lo contrario: son una riqueza. Tienen mucho que aportarnos”. Como ella, también opina Elena, quien acoge a otro de estos jóvenes. “Era evidente que con estos chavales hay que hacer algo. Son gente joven, con ganas de vivir, con ganas de hacer cosas, de ayudar a sus familias, que vienen aquí porque no tienen futuro en su país ”, relata Elena. “Acoger a estos chavales es algo muy saludable, en el amplio sentido de la palabra. Tú les acompañas a ellos, pero ellos te acompañan también a ti”.

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”, cita Lola rememorando a Galeano. Indudablemente, no hay mejor manera de acabar esta entrevista.

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