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Vecinos del entorno del campo de fútbol de El Águila, en El Puerto, impotentes ante los ruidos y molestias

  • Pese a que las instalaciones están cerradas, grupos de personas utilizan el recinto saltando la valla para jugar por su cuenta y generan situaciones de tensión con los residentes

Una imagen del nuevo campo de fútbol de El Águila, con la valla dañada por las personas que se cuelan en el recinto.

Una imagen del nuevo campo de fútbol de El Águila, con la valla dañada por las personas que se cuelan en el recinto. / Cedida

Vecinos de la urbanización El Águila, que residen en las viviendas colindantes al nuevo campo de fútbol que se ha construido en la zona de Duna del Águila, han expresado su desesperación e impotencia por la situación que vienen sufriendo. Los residentes denuncian los ruidos, incomodidades, falta de intimidad, insultos y agresiones con piedras de algunos usuarios que vienen utilizando las instalaciones deportivas construidas por el Ayuntamiento, que no están terminadas y cuyo uso no está permitido para quienes no estén autorizados. 

Durante este invierno, los clubes de fútbol federados han hecho un uso ordenado del terreno de juego, pero en junio por el parón del verano dejaron de utilizar el campo, que no está completamente terminado, y que mantiene todavía una situación de precariedad. Desde entonces la sensación de caos se ha apoderado del lugar. Ante la falta de control municipal, el campo es utilizado a cualquier hora del día o de la madrugada por grupos de menores, jóvenes e incluso adultos, que acceden saltando la valla y practican el balompié sin cortapisas ni organización.

Esto tiene una repercusión negativa en los vecinos del lugar, que han expresado sus quejas a este diario. Una serie de carteles en el vallado advierte que el acceso sin autorización supondrá una sanción para los infractores, pero es algo que no se aplica y el deterioro de la convivencia es cada vez mayor.

A pesar de las advertencias, el trasiego de gente que entra de forma irregular para jugar por su cuenta es constante. A pesar de las advertencias, el trasiego de gente que entra de forma irregular para jugar por su cuenta es constante.

A pesar de las advertencias, el trasiego de gente que entra de forma irregular para jugar por su cuenta es constante. / Cedida

El campo carece de papeleras, iluminación, servicios y equipamientos, pero las porterías están instaladas, como también el césped artificial, lo que según  los afectados invita a muchas personas a usarlo de manera ilegal. Esto supone que desde primera hora de la mañana hasta la madrugada hay gente en el recinto, pese a que tienen que colarse saltando el vallado, casi roto en algunos tramos por este motivo. 

Los espontáneos deportistas que están utilizando la instalación arrojan basura en el interior del recinto, produciendo además numerosas molestias a los vecinos, muchos de ellos personas mayores. Y es que al carecer el campo de fútbol de las altas redes reglamentarias alrededor del terreno de juego (como marca la normativa), los balones salen disparados hacia afuera con frecuencia y van a parar a los tejados y jardines de las viviendas cercanas, golpeando en los vehículos estacionados y con riesgo para los residentes, que viven con la incertidumbre de recibir un balonazo en cualquier momento. "Nuestra queja es que al estar puestas las porterías y vienen a jugar y que hacen uso del campo grupos que nada tienen que ver con los clubes deportivos, gente que vive por la zona y de otros sitios de El Puerto, desde las ocho de la mañana hasta altas horas de la madrugada"

Las molestias atañen a la falta de privacidad, ya que cuando cae el balón en alguna vivienda cercana, los informales jugadores irrumpen en las parcelas saltando la cancela o bien tocan al timbre de manera exigente hasta que les abren la puerta. Y así todos los días, desde hace semanas. "Nuestro estado de nervios y ansiedad está al límite", confiesa una de las vecinas afectadas, que tiene a su cargo a sus padres de avanzada edad. "Yo invito a quien quiera pasar 24 horas a venir aquí para ver como se vive esto", lamenta. 

Se muestran impotentes antes esta situación, ya que si llaman a la Policía Local les responden que no tienen dotaciones y "no pueden hacer nada", mientras la Policía Nacional sí atiende a los requerimientos, aunque sin mucho éxito. En caso de que sean los propios vecinos quienes reprendan a los molestos jugadores, los insultos, amenazas y lanzamientos de piedras contra ellos son moneda corriente con la que responden a sus peticiones.

Los vecinos responsabilizan de esta situación al Ayuntamiento, que no ha terminado de equipar completamente el campo para poder abrirlo, por lo que se está usando de manera irregular. Reclaman que se terminen de instalar los elementos que faltan, en especial las redes en altura alrededor del terreno de juego, y que se desmonten las porterías mientras no estén concluidas las instalaciones.

 

    

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