PUERTO REAL

Regalos con amor, que dan calor

  • Isabel Vega, de 92 años, ha tejido medio centenar de gorros de lana para los mayores de la Residencia Vedruna de Puerto Real

  • Ella misma ha diseñado su propia colección, con decenas de modelos

  • Un aluvión de cariño en el remite

Isabel Vega (en el centro) junto a mayores de Vedruna que ya lucen sus gorros

Isabel Vega (en el centro) junto a mayores de Vedruna que ya lucen sus gorros / C.P. (Puerto Real)

La ola de frío que esta semana nos ha dejado helados no contaba con las prodigiosas manos de Isabel Vega, creadora del arma más eficaz para combatir las bajas temperaturas: el gorrito de lana. Ella, antes de que la ciencia demostrase eso de que "por la cabeza se pierde calor", ya lo sabía. Por eso, a sus 92 años (el próximo mayo cumplirá los 93) no ha dudado en sacar sus agujas de hacer punto y ponerse manos a la obra para confeccionarlos.

A principios de este mes de enero, Isabel le comentó a su familia que quería tejer gorros de lana para donarlos a "los abuelitos y abuelitas" de Joaquina de Vedruna, que es como esta nonagenaria vecina de Puerto Real llama a los mayores de la residencia. "A nosotros no nos sorprendió porque ella es una persona activa, que le gusta hacer cosas, y además le viene muy bien para mantenerla ocupada", dice su hija, Fini Rodríguez.

Así que hicieron acopio de material y se puso a tejer con la idea de entregarlos a la residencia y seguir, por otro lado, contribuyendo a las habilidades de Isabel que tan bien le vienen por cuestiones de salud.

Aunque no sorprendió que tuviese esta intención, sí fue una sorpresa que, en menos de un mes, Isabel había tejido casi medio centenar de gorros ella sola. "Nosotros le hemos ayudado, pero solo en dos. La verdad es que nuestra participación ha sido muy anecdótica. Ha sido ella sola la que se lo ha currado", dice su hija.

Isabel Vega (derecha) entrega los gorros de lana en Vedruna Isabel Vega (derecha) entrega los gorros de lana en Vedruna

Isabel Vega (derecha) entrega los gorros de lana en Vedruna / C.P. (Puerto Real)

Ahora, coincidiendo con la ola de frío, Isabel Vega metió los gorros en una caja, la envolvió en papel de regalo, cogió su bastón, y se marchó junto a su familia camino de la Residencia para llevar un atrasado regalo de Navidad. "He traído un regalito para cada abuelo y cada abuela. Me ha costado muchas horas hacerlos, pero lo hago para que no pasen frío en la cabeza y para que los disfruten con mucha salud", dijo la veterana tejedora en un centro en el que pasaba desapercibida entre los mayores.

Allí fue recibida por la directora de la Residencia, Mamen Ruiz, que junto a las trabajadoras del centro celebraron el obsequio artesanal de Isabel. "Queremos agradecerte el regalo que has elaborado con tus propias manos, Isabel. Estamos muy agradecidas por este esto tan bonito", dijo Mamen Ruiz.

Isabel vega, además de ser la autora material de todos y cada uno de los gorros, 45 en total, es también la diseñadora. Algo que tiene un mérito añadido porque todos son diferentes. De distintos colores, lisos, de rayas… y como ella misma dice "para hombres y mujeres". Una auténtica colección artesanal que no tiene precio teniendo en cuenta la calidad del trabajo y, sobre todo, el amor y el cariño con el que esta mujer la ha realizado.

Nada más entregar los gorros, los usuarios que los recibieron no duraron ni un segundo en colocárselos. "¿Cómo estoy?", preguntaba tras colocárselo una de las residentes. "No se puede estar más guapa", respondían las trabajadoras. "Y abrigadita", apostillaba la mujer. Y es que este calentito regalo, no ha podido llegar en mejor momento. Ahora, los ratos que los residentes de Vedruna pasan en el patio del centro, o en el porche de la casa, serán más abrigados gracias a Isabel Vega, que se marchaba del centro con una promesa: "Voy a ponerme ahora con las bufandas para que tengan el juego completo".

Isabel es ya una nueva amiga para los residentes de Vedruna. Ella, que dice estar muy feliz en casa con su familia, no perdió ojo de todo lo que los mayores realizan en este centro puertorrealeño. Tanto es así, que aprovecho su visita para pedir que, aunque no viva allí, se acuerden de ella cuando vayan a realizar alguna de las fiestas que se organizan en el centro, que no son pocas.

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