La expansión del coronavirus en Andalucía está llevando a la Junta a decretar el cierre más férreo en algunos municipios. El hecho de superar una tasa de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes implica adoptar mayores restricciones, siendo lo más destacado el cierre en esas localidades de toda la actividad no declarada esencial por el Gobierno andaluz. En la provincia de Cádiz ya son 17 las localidades que se encuentran en esta situación.

Esta situación hace regresar a las poblaciones a la casilla de salida de marzo, cuando el Gobierno central decretó el cierre en el país de toda actividad no considerada esencial en el peor momento de la primera ola. La medida se adoptó a finales de marzo y se prolongó un par de semanas, tiempo para el que incluso se dictó un permiso retribuido para aquellos trabajadores no considerados esenciales y que se vieron obligados a permanecer en sus casas. Ésta es la lista de actividades que pudieron mantenerse tras el cierre de España.

Con el traspaso de competencias a las autonomías en la gestión de la pandemia, la Junta es la encargada de decidir ahora cuáles son las labores no esenciales que deben cerrar en los municipios que peor tasa de incidencia. Y si bien se vuelven a repetir la mayoría de esas actividades con la consideranción de esencialidad, llama la atención la presencia de otras que en marzo no fueron destacadas por el Gobierno.

Es el caso, por ejemplo, de las floristerías, plantas y semillerías, o las ferreterías. La Junta las cita como excepciones al cierre general cuando en marzo, el Gobierno central no hacía ninguna referencia. También exceptúa el Gobierno andaluz del cierre general a los empleados del hogar. Este caso en concreto fue una de las modificaciones que sufrió el borrador inicial de marzo: fue una actividad que estuvo inicialmente incluida pero que finalmente se retiró de esa lista de esenciales.

Estas son las excepciones al cierre general de la Junta

Gráfico del cierre general.