Reencuentros de la Fundación Cajasol

Felipe y Augusto, cuando la Constitución precisa militantes

  • El ex presidente del Gobierno y el periodista gaditano debaten en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz sobre poder y prensa haciendo una defensa a ultranza de la Carta Magna del 78

De izquierda a derecha, Augusto Delkáder, José Antonio Carrizosa (moderador) y Felipe González, este viernes en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz.

De izquierda a derecha, Augusto Delkáder, José Antonio Carrizosa (moderador) y Felipe González, este viernes en el Oratorio de San Felipe Neri de Cádiz. / Julio González

La Constitución vigente en España desde 1978 tiene un problema y es que, a diferencia de otras de países cercanos, no es militante y, por lo tanto, no puede defenderse por sí sola de quienes la atacan. Esta reflexión la hizo este viernes en Cádiz Felipe González quien, quizás ante esta falta de parapetos, optó por coger la bandera de esta Carta Magna y hacer una defensa a ultranza de la misma, "pese a las imperfecciones que afortunadamente tiene", como él mismo reconoció. El presidente del Gobierno hizo ese alegato a favor de la Constitución en el marco incomparable del Oratorio de San Felipe Neri y con la ayuda inestimable de su amigo de siempre Augusto Delkáder, veterano y reconocido periodista gaditano.

La Fundación Cajasol tuvo el mérito de lograr reunir en el edificio donde vio la luz la Pepa a dos pesos pesados de la política y el periodismo. El objetivo principal era debatir sobre las relaciones entre el poder y la prensa y en un mano que se prolongó durante hora y media y que estuvo moderado por José Antonio Carrizosa, director general de Publicaciones del Grupo Joly, hubo tiempo para hablar de eso y de mucho más, con la vista puesta en la España de hoy pero con muchos guiños al pasado y a esa Transición a la que algunos ponen ahora en cuestión.

Como viene siendo habitual en él en los últimos tiempos, Felipe González fue directo a la yugular en múltiples cuestiones. Y aunque en esta ocasión dio un poco de respiro al actual Gobierno de España y a su presidente, Pedro Sánchez, al que criticó poco o nada, no hizo lo mismo con el PP reprochando a esta formación política "que se vista de defensora de la Constitución y al mismo tiempo incumpla las leyes". Se refería a la no renovación de los órganos judiciales, una responsabilidad que a su juicio recae en exclusiva en el partido que lidera Pablo Casado.

Augusto Delkáder, por su parte, recalcó que quienes más defienden la Constitución del 78 "son los propios ciudadanos" que entiende que están satisfechos por la convivencia y el progreso que esta Carta Magna ha aportado a España en estos casi 43 años que lleva en vigor. En este punto el que fuera director adjunto de El País y director de Diario de Cádiz y uno de los referentes históricos de la cadena Ser y del grupo Prisa hizo también una defensa ciega de la Monarquía "porque es una falta de respeto a toda la ciudadanía española que se critique a su jefe de Estado", dijo. Y Felipe González reforzó esta reflexión al argumentar que "es mucho más difícil romper la unidad de España con un Rey al frente que con un presidente de la República, y hay ejemplos históricos de ello".

El político y el periodista estuvieron de acuerdo en muchas cosas, pero no en todas. Una de las diferencias estuvo al tratar las relaciones entre el Gobierno español y Cataluña. Mientras Felipe González defendió la apuesta del Ejecutivo de Pedro Sánchez por impulsar el diálogo con las autoridades catalanas –"porque eso es hacer política", dijo–, Delkáder se distanció rápidamente: "¿Se dan las condiciones para ese diálogo? Yo creo que no, porque Pedro Sánchez no tiene autonomía, su futuro político depende del apoyo de los independentistas y cualquier diálogo que se emprenda en esas circunstancias estará contaminado". Y a renglón seguido aseveró que en la política española actual "la agenda catalana lo está monopolizando todo", algo que a su juicio "está ampliando cada vez más las diferencias territoriales". Y aquí recurrió a la crisis de Airbus para afear "que nadie del Gobierno dijera que por qué no se destinaban las inversiones previstas en Getafe a la Bahía de Cádiz, que es una zona con más problemas de desempleo".

Al hablar entre las relaciones entre poder y prensa los dos contertulios desvelaron que, pese a conservar una larga amistad, siempre guardaron las distancias mientras estuvieron en activo. Delkáder dijo por ejemplo que jamás fue a visitar a González a la Moncloa si no era por motivos profesionales y éste se vanaglorió de no haber llamado nunca a un director de un medio de comunicación para que anulara o modificara una información.

También en esto de las relaciones entre poder y prensa hubo puntos de vista diferentes porque mientras Felipe considera que la política y el periodismo "deben respetar las distancias mutuamente aunque la responsabilidad en cada caso no sea la misma", Augusto sí apoya que desde la prensa se presione al poder "porque nuestro objetivo es informar pero también formar opinión", apostilló. Y también dijo rotundo: "Cuando un medio de comunicación es correa de transmisión de un partido, ese medio está muerto porque habrá perdido toda su credibilidad".

En el debate hubo muchas miradas al pasado. Delkáder elogió la Transición, aplaudió las reformas emprendidas por los gobiernos de Felipe González y mostró un deseo: “Que en este país nadie tenga que vivir otra guerra civil”.

El ex presidente del Gobierno, por su parte, dijo que le honra que le vinculen con el llamado Régimen del 78 "porque fue una época de muchos acuerdos", criticó la "política de trincheras" que a su juicio está instaurada en España desde hace años "porque el insulto y la confrontación no llevan a nada" y sorprendió al afirmar rotundo que en este país "nunca hubo más libertad, menos censura y menos inquisidores que en la década de los años 80".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios