Emprendedores en San Fernando | El proyecto de Mario González

La inmobiliaria que no lo parece

  • No se prodigan pero en San Fernando hay jóvenes que deciden invertir y emprender

  • Mario González acaba de poner en marcha un novedoso proyecto

El joven emprendedor Mario González, en 'Vivarius'.

El joven emprendedor Mario González, en 'Vivarius'. / Julio González (San Fernando)

A Mario González le encanta su trabajo: vender casas y ayudar a la gente a buscar el hogar en el que quieren pasar su vida, "algo que no es nada fácil", advierte. Lo que no le gustaba tanto es cómo venía haciendo ese trabajo. Porque para tratarse de la que probablemente es la inversión más elevada e importante que uno lleva a cabo en su vida, todo es demasiado rígido, impersonal y distante en el trato con una inmobiliaria tradicional, que a menudo da la impresión de estar pensando solo en las comisiones en un negocio que, además, arrastra un estigma de mala fama desde los años de la burbuja.

Es una relación complicada, explica Mario. La gente acude a la inmobiliaria porque necesita vender o porque busca una casa y necesita ayuda pero recela en todo momento. "El cliente no sale satisfecho y, a menudo, hasta cree sentirse estafado", reconoce.

Mario llevaba dos años dedicándose a eso en una de las inmobiliarias más conocidas del sector. Vendía muchos pisos, porque además –explica– el mercado se ha animado bastante en los últimos años, una vez dejada atrás la crisis. "Pero la gente no salía contenta". Era algo que veía a diario y que, en cierto modo, pasaba factura.

Así que optó por emprender, invertir lo que tenía e iniciar su camino en solitario intentando cambiar las reglas del juego y procurando "que la gente vuelva a creer en las inmobiliarias y no tenga miedo a la hora de ponerse en manos de profesionales".

Y con ese espíritu, este emprendedor de 27 años ha abierto las puertas de Vivarius en la calle Luis Milena (Las Palmeras), una inmobiliaria que no lo parece.

El local, ya de entrada, exhibe en su apariencia el afán de este joven empresario para reinventar el negocio al rehuir de la típica imagen de oficina que brinda cualquier negocio inmobiliario. No hay ni un solo cartel con las típicas fotos de los pisos a la venta y sus precios como reclamo. Ni siquiera mesas de oficina. Parece el salón de una casa. De hecho, el establecimiento lleva a gala el lema #como en casa. A los clientes se les atiende en un sofá, se les ofrece café y hasta hay un pequeño espacio para que los niños jueguen.

"Intento que se sientan cómodos, que esa imagen más personal represente también ese trato de confianza", explica Mario. Esa estética forma parte del cambio que postula para ofrecer un trato más comprometido, porque lo que pretende es que los clientes confíen en ese complicado proceso que supone vender o comprar una casa, orientarlos, acompañarlos, explicarles cada paso que se da con claridad, que sepa en todo momento qué se está haciendo.

La gente normal, explica, suele afrontar el proceso de venta o compra con bastante nerviosismo y hasta con ansiedad, lo cual es normal habida cuenta de que casi siempre va ligado a una hipoteca que, si no de por vida, le compromete por mucho tiempo. "Cuanta más tranquilidad y más comodidad le demos al cliente, mejor", explica.

"Mi idea con todo esto es cambiar un poco las normas que están establecidas de lo que es una inmobiliaria tradicional de toda la vida y de la forma en la que se trabaja", afirma Mario.

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