Chano Domínguez | Pianista

"Hace 40 años éramos unos pocos locos los que hacíamos jazz aquí"

  • El músico gaditano abre los conciertos del sábado dentro del cartel del IV Festival Internacional Jazz Vejer

  • Presenta una propuesta "ecléctica e intimista" a las 20.00 horas

Chano Domínguez forma parte del cartel del IV Festival Internacional Jazz Vejer

Chano Domínguez forma parte del cartel del IV Festival Internacional Jazz Vejer / ANA ZARAGOZA

Gaditano de talla internacional, maestro de la fusión de las músicas populares y nombre destacado del cartel de la cuarta edición del Festival Internacional Jazz Vejer, que hoy y mañana llenará de swing la localidad gaditana.

Chano Domínguez actuará el sábado seis de julio en el Teatro de San Francisco (20.00 horas) con “la alegría” de regresar a su tierra. “Vejer es un lugar maravilloso. Llevo mucho tiempo fuera de Cádiz, pero siempre la nombro en todos mis conciertos. Es inevitable hablar de mi música y que salga mi tierra. Soy quien soy por haber nacido en esta tierra de luz, viene conmigo siempre”.

Añoranza gaditana y talento incontestable que se darán la mano para, frente al piano, interpretar un repertorio variado, según el artista. “Iré solo con el piano, con una propuesta muy intimista. Caminaré entre alegrías, bulerías, seguiriyas y swing, aunque también tocaré música original que estoy componiendo. Será un concierto bastante ecléctico e improvisado, depende de cómo me sienta en ese momento”, explica.

Su parada en Vejer le servirá además al músico para reencontrarse con viejos amigos y compañeros de profesión, también presentes en esta cuarta edición del festival. “Estaré rodeado de gente que me quiere como Tito Alcedo y Nono García”. No ahorra en elogios. “Son dos grandísimos músicos que han enseñado a tocar la guitarra a la mitad de la gente que toca por esta zona. Poseen un universo musical inagotable. Merecen estar en este festival, ser sus embajadores y organizarlo para el próximo año”.

Tampoco escatima en alabanzas hacia músicos más jóvenes como Antonio Lizana, del que asegura que es “una consecuencia perfecta de lo que empezamos a hacer en la música hace 35 años. Me enorgullece que haya tenido un seguimiento por los músicos más jóvenes”. Como oyente, por otra parte, reconoce que “no suelo escuchar mucha música porque me gusta sentarme fresco al piano, aunque soy una consecuencia de todo lo que he aprendido y escuchado”.

Es ese eclecticismo uno de los adjetivos que mejor definen la trayectoria y personalidad artística de Domínguez, un calificativo al que no le huye. “Soy un músico muy abierto y cuando hay un proyecto en el que se me involucra siempre miro qué grado de libertad voy a tener para crear algo”. Desde esa premisa, “me he atrevido a hacer cosas muy dispares, retos como los discos que grabé con Martirio o colaborar con la flautista israelí Hadar Noiberg. Me gusta moverme en diferentes ambientes”, admite.

En esa amalgama de escenarios, el flamenco ocupa un lugar central como fuente de inspiración y sello de una exitosa trayectoria que abarca más de tres décadas. Domínguez tiene clara su posición en el eterno debate entre purismo e innovación. “El flamenco es una música viva, lo mismo que el jazz, sonidos de gente de la calle y que están sujetos a la evolución. Hay puristas que reivindican las maneras más antiguas pero hoy en día la instrumentación no tradicional en el flamenco también se hace de manera flamenca, lo mismo que en cualquier música. El flamenco se ha ido mimetizando y ampliando, algo que hace 40 años sería imposible. Hay que conocer todos los cantes tradicionales pero la evolución es constante. No todo el mundo puede tocar como Charlie Parker pero tanto el flamenco como el jazz son fuentes musicales maravillosas, inagotables y excitantes que admiten otros acentos, algo natural en todas las músicas populares. La globalización facilita el acercar información y cultura”.

Cádiz siempre ha sonado a flamenco y, recientemente, a jazz, gracias a citas como las de Vejer y el Festival de Jazz de Cádiz. Un género que ha encontrado un lugar propio en la geografía española. “En España hay festivales grandes muy bien hechos y sitios más humildes que lo hacen como pueden. Es interesante que la oferta crezca aquí y en el extranjero. No tengo un termómetro para medir la afición en Cádiz, pero me da la impresión de que ha subido. Hay escuelas, big bands... Todo esto es bueno para la música. Hace 40 años éramos unos locos los que hacíamos jazz aquí”, concluye.

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