Surtía de agua a los navíos en la antigüedad

Aparece durante unas obras en la urbanización El Manantial de El Puerto la antigua fuente de Los Cañuelos

  • El aljibe ha salido a la luz tras el desbroce de una zona de cañaveral y está siendo objeto de estudio por los arqueólogos

  • Los vecinos quieren que la estructura se ponga en valor como parte de un nuevo parque   

La antigua fuente aparecida durante el desbroce del cañaveral en El Manantial.

La antigua fuente aparecida durante el desbroce del cañaveral en El Manantial. / Andrés Mora Perles

Nadie esperaba que el desbroce de un cañaveral podía deparar un hallazgo de tanto interés histórico. Pero en muchas ocasiones los mayores tesoros se encuentran ocultos ante los propios ojos sin que nadie repare en que llevan ahí toda la vida. El día a día impide reflexionar sobre el por qué de las cosas; por ejemplo de dónde recibe su nombre la urbanización El Manantial, situada en la Costa Oeste. Antes de existir la urbanización, e incluso cuando se construyeron los primeros edificios junto a la playa, había tres caños de agua dulce en la zona que bajaban en dirección al mar. Su calidad era excepcional y algunas crónicas llegan documentar auténticos prodigios en la salud que aquellos que consumían dichas aguas. Pero aquellos manantiales cayeron en el olvido, sepultados bajo el asfalto y las construcciones. Tan sólo la existencia de un amplio cañaveral siempre verde, situado entre las calles Goleta y Balandro de bajada a la playa sugería la supervivencia de un posible humedal en el lugar.

El cañaveral, aunque pertenece al Ayuntamiento, llevaba años sin limpiarse, ya que su mantenimiento no está incluido en el contrato de Parques y Jardines. En unas playas, las de la Costa Oeste de El Puerto de Santa María, carentes de equipamientos para los usuarios no residentes, durante muchos años el cañaveral fue usado por los bañistas como improvisados servicios en caso de necesidad. Es más, la parte alta de la zona verde, colindante con la calle Gabarra, se había transformado en un vertedero de basuras y escombros, donde la situación era preocupante por la abundancia de ratas y alimañas que suponían un riesgo sanitario.

Un detalle de la estructura del pozo fuente. Un detalle de la estructura del pozo fuente.

Un detalle de la estructura del pozo fuente. / Andrés Mora Perles

Hacía tiempo que la junta de propietarios de El Manantial quería limpiar la zona, por lo que aprovechando que la empresa de aguas Apemsa y las compañías eléctricas y de gas natural iban a realizar unas obras de sustitución y mejora de conducciones en la calle Gabarra, la comunidad, presidida por Jorge Bascones, decidió asumir el coste del desbroce para sanear el cañaveral. 

De esta forma, una vez que comenzaron las obras de reforma y ampliación de la calle y la renovación de las viejas tuberías de saneamiento y suministro que discurren bajo la calzada, se iniciaron las tareas de limpieza en una franja del cañaveral anexo, en una tercera parte del mismo. El desnivel del terreno en pendiente hacia la playa y las cantidades de basuras, enseres abandonados y escombros acumulados, complicaron los trabajos, que se realizaron siguiendo unas directrices para que las especies no dañinas que habitaban en la parte desbrozada pudieran sobrevivir.

Los trabajos avanzaban pese a todo, hasta que en un momento determinado los operarios se toparon con una estructura de piedra completamente oculta entre las cañas, que poco a poco fueron sacando a la luz, constatando que era de fábrica antigua, poniéndola bajo el criterio del arqueólogo que supervisa la intervención, José Manuel Lojo.

Una vez desbrozada, quedó al descubierto un pozo-fuente, que se cree que fue el que dio origen al nombre de El Manantial, cuya existencia nadie recuerda, ya que durante decenios ha permanecido invisible e ignorada, aunque todo indica que su nombre antiguo era Los Cañuelos. La fuente, de considerable amplitud, data de principios del siglo XIX y fue construida para canalizar uno de los tres manantiales que existían en la zona. El ella cargaban agua dulce los barcos fondeados en la Bahía antes de iniciar los viajes oceánicos.   

La intervención que se está realizando en la calle Gabarra, de El Manantial. La intervención que se está realizando en la calle Gabarra, de El Manantial.

La intervención que se está realizando en la calle Gabarra, de El Manantial. / Andrés Mora Perles

El presidente de la comunidad de propietarios alude a una carta náutica de la Bahía de Cádiz, del año 1789, elaborada por el brigadier Tofiño, en la que aparece por primera vez este caño de agua dulce. Jorge Vascones ha podido comprobar a través de algunas mediciones que la fuente aparecida se corresponde con aquella primera localización. En este sentido, indica que "este manantial portuense está unido a nuestra historia, el agua que brotaba era de altísima calidad, y por eso esta zona era utilizada por nuestro antepasados como punto obligado de aguada, era la última que bebían hasta llegar al Nuevo Mundo; esto era así por carecer el arsenal de la Carraca en San Fernando y Cádiz de agua en cantidad y calidad". La fuente presenta una bóveda de mampostería, está realizada en ladrillo de adobe y mortero de cal y la preside una hornacina en la que estuvo la imagen de una virgen ya desaparecida.

Ahora, la comunidad de propietarios quiere preservar el hallazgo, ajardinar el lugar con especies autóctonas y construir un camino peatonal desde el que se pueda contemplar la Bahía, en el que se pondrá en valor esta fuente como elemento arqueológico e histórico. Para ello esperan contar con la colaboración del Ayuntamiento de El Puerto, al que pedirán que se implique y que incluya la zona verde en el contrato de mantenimiento de Parques y Jardines.

Ya tienen el apoyo de partidos como Unión Portuense y de Ecologistas en Acción, que les ayudarán a diseñar el nuevo parque escalonado y gestionar la adquisición y arraigo de los nuevos árboles y matorrales. "Queremos hacer de esta zona un lugar de disfrute, y también ir sustituyendo el cañaveral, que es una especie invasiva que no tiene valor, eliminando el riesgo de incendio y la acumulación de basuras y suciedad", concluye Vascones, que se ha volcado en el proyecto.    

   

            

 

      

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