Marinos Ilustres

Almirante Lobo, una vida en la Armada que muestra el Museo Naval de San Fernando

Una de las vitrinas con documentos relacionados con la vida del Almirante Lobo.

Una de las vitrinas con documentos relacionados con la vida del Almirante Lobo. / Sonia Ramos

La historia de la Armada está llena de marinos que dejaron un legado importante en la ciencia y las letras, o que con sus conocimientos y experiencias quisieron mejorar el cuerpo, su servicio e incluso el país. Malaspina, Jorge Juan, Vicente Tofiño o Antonio de Ulloa solo algunos ejemplos. También lo es el Almirante Lobo, cuyo bicentenario de su nacimiento se conmemora ahora. Una exposición, Miguel Lobo Malagamba: Pensamiento y acción, espada y pluma, de la que es comisario el conservador del Museo Naval de San Fernando, el coronel Miguel Flores, recuerda hasta el día 13 de noviembre en la ciudad su vida y trayectoria.

Natural de La Isla, este militar dedicó su vida a la Armada, a la que entró como guardiamarina con 14 años, hasta su muerte aquejado de una grave enfermedad. Fueron cuatro décadas de operaciones y campañas, destinos y distintas responsabilidades: desde el cerco por mar a los carlistas desde el bergantín Jasson hasta su nombramiento como capitán general del departamento de Cartagena; en Cuba o el archipiélago de Filipinas; como oficial de órdenes de la división naval del Mediterráneo que le lleva a distintos puertos; como comandante de las fuerzas sutiles de la división de operaciones para preparar en 1859 la guerra con Marruecos, donde destaca en la batalla de los Castillejos, cuya actuación de desembarco hace que le concedan el grado de coronel del Ejército de Tierra. Miguel Lobo Malagamba participó en la guerra del Pacífico, dirigió el departamento de El Ferrol, luchó contra la revuelta cantonista contra el gobierno de la I República y llegó a ser capitán general del departamento de Cartagena.

La muestra del Museo Naval realiza un recorrido por esta vida dedicada a la Marina y a España, desde sus orígenes familiares, con documentos sobre sus nombramientos, condecoraciones o elementos de las distintas campañas en las que participó y algunas de sus obras y artículos. Dos retratos, cartas de Callao y la fragata Numancia, la maqueta de Navas de Tolosa, uniformes o detalles del tratamiento de su enfermedad forman parte de los fondos. La vinculación del marino con Salvamento Marítimo también tiene cabida.

Retrato del Almirante Lobo que se puede ver en la exposición del Museo Naval. Retrato del Almirante Lobo que se puede ver en la exposición del Museo Naval.

Retrato del Almirante Lobo que se puede ver en la exposición del Museo Naval. / Sonia Ramos

Al Almirante Lobo debe España los antecedentes de este servicio, una iniciativa en la que puso todo su empeño tras un estancia en Reino Unido, recuerda el historiador y profesor del CUE Salus Infirmorum Francisco Glicerio Conde Mora. En tierras británicas admiró la labor de una institución que en los municipios costeros, detalla, se dedicaba a ayudar a quienes naufragaban: la Royal National Life Boat Institution sirvió de modelo a las instituciones que durante siglos han trabajado en el rescate en las costas españolas.

"Muchas vidas se han salvado gracias a esto", destaca. Lobo exornó a las ciudades costeras comerciales a que crearan una institucional nacional salvavidas, tradujo el manual de manejo de los botes de remo para el rescate e instrucciones de cómo reanimar a ahogados, consiguió que el Ministerio de Fomento diera la orden de disposición de botes salvavidas en los puertos españoles y logró junto a Cesáreo Fernández Muro que se encargaran botes autoadrizables. Cuatro años después de su muerte se creó la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos, expone Conde Mora.

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