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Los rebeldes buscan hacerse con los dos bastiones leales a Gadafi

  • Fuerzas fieles del ex dictador utilizaron fusiles de salto y cohetes para repeler las incursiones en Bani Walid y Sirte.

Dispuestas a dar un golpe definitivo a la resistencia gadafista, fuerzas rebeldes avanzaron hacia el oasis de Bani Walid y la ciudad costera Sirte, escasas horas antes de que expirara el ultimátum dado a ambas localidades para que capitularan.

Según explicaron a Efe fuentes militares sobre el terreno, varias unidades de vanguardia penetraron más de un kilómetro en el interior de la citada población del desierto, con el objeto de limpiar la entrada norte, sur y este de francotiradores.

"Nuestros hombres se han topado con la resistencia de las fuerzas leales a Muamar el Gadafi, que han abierto fuego", explicó uno de los comandantes que supervisa la acción desde el puesto de control de Wishtata, a unos 30 kilómetros de Bani Walid. De acuerdo con la misma fuente, durante las escaramuzas perdieron la vida uno de los soldados rebeldes y tres presuntos gadafistas, mientras que un puñado más fueron hechos prisioneros y llevados a un cuartel cercano.

Las fuerzas leales a Gadafi utilizaron fusiles de salto y cohetes para repeler la incursión, agregó. La avanzadilla se lanzó escasas horas después de que aviones de la OTAN bombardearan una posición con lanzaderas de cohetes en poder a las tropas aún fieles al huido dictador, y en medio de las últimas negociaciones para lograr una rendición pacífica.

La nueva autoridad rebelde ha advertido que si antes de la medianoche no ondea su bandera tricolor en la ciudad, tratará de tomarla por la fuerza con todas las tropas que ha acumulado frente al oasis en los últimos días. Los combates también estallaron este viernes  en las cercanías de la urbe Sirte, la última que queda en poder de los gadafistas en el norte del país.

De acuerdo con el relato del mando militar en Trípoli, las fuerzas rebeldes hallaron fuerte resistencia cuando trataban de avanzar y tomar una aldea, casi despoblada, situada a unos noventa kilómetros al este de la localidad, en una zona conocida como el valle rojo. Allí, los gadafistas atrincherados en una zona de grandes dunas, trataron de frenar el avance con cohetes de clase Grad, proyectiles de mortero y baterías antiaéreas, agregó.

Bani Walid y Sirte son, junto a los oasis de Sebha y Jufrah, los últimos bastiones que quedan en poder de los leales a Gadafi, quien gobernó el país con puño de hierro desde que derrocara a la monarquía del rey Idris en 1969. Tanto en Sebha como en Jufrah se han repetido los combates en los últimos días.

En este contexto, el mando rebelde, que controla la mayor parte del norte del país, advirtió el jueves que "la liberación del país no ha terminado aún" y que la victoria definitiva no llegará hasta que haya sido muerto o capturado el excéntrico coronel.

"No podemos olvidar que aún existen ciudades en poder del antiguo régimen. Quizá hay que gente que piensa que todo ha acabado y que el antiguo régimen ha desaparecido", advirtió Mahmud Yibril, primer ministro rebelde libio.

Este subrayó, a este respecto, que el arresto o muerte de Gadafi y de sus hijos más belicosos, Seif al Islam y Saadi, es fundamental para lograr la reconciliación nacional y garantizar la transición política. Del paradero del coronel y de sus vástagos nada cierto se sabe desde que a finales de agosto abandonaran de forma precipitada la capital, al parecer en dirección al sur. Algunos fuentes lo han situado consecutivamente en Sirte, en el oasis de Bani Walid, en la ciudad desértica de Sebha y en un área de grandes dunas y rocosas cordilleras cercana la frontera con Chad y Níger.

E incluso en este último país, a donde esta semana llegó un convoy militar libio cargado de dinero, oro y armas, con una docena de altos cargos del régimen y al mando de un jefe tribal tuareg cercano a Gadafi. . Sin embargo, el Gobierno de Niamey ha negado que en la caravana estuviera el líder libio. En cuanto a los hijos, los rebeldes apuntan a que podrían estar escondidos en Bani Walid, aunque no existen garantías.

Mientras la línea del frente recuperaba su cruenta actividad, miles de tripolitanos se lanzaron este viernes a las calles para celebrar la liberación de la capital, tres semanas después de que entraran en ella las tropas rebeldes. Desde primera hora de la tarde, cientos de banderas tricolor pintaron de verde, rojo y negro la antigua "plaza verde", ahora renombrada como "plaza de los mártires", exultantes y entre disparos al hombre. En la gran explanada, hombres, mujeres y niños bailaban alegres y saludaban con efusividad a los milicianos, sentados en sus desvencijados coches y con ramos de flores en la caña de sus fusiles y metralletas.

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