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Del "perfecto cielo azul" al infierno

  • La lectura de los nombres de los 2.983 asesinados duró casi cuatro horas

Diez años después de los atentados que conmocionaron al mundo, Nueva York conmemoró el más simbólico de los aniversarios del 11-S desde el Memorial, el parque dedicado en la Zona Cero a las 2.983 víctimas.

Los deudos pudieron leer los nombres de quienes murieron en los atentados en las Torres Gemelas, tanto en 1993 como en 2001, en el ataque al Pentágono y en el avión que se estrelló en Pensilvania, todos grabados en los paneles de bronce que rodean las dos fuentes del parque.

La emotiva lectura de los nombres -la primera vez que se realizó de forma íntegra- duró casi cuatro horas y estuvo acompañada por la música solemne, entre otros, del violoncelista Yo-Yo Ma y del ahora solista Paul Simon (Simon & Garfunkel), quien entonó su emblemático tema The Sound of Silence mientras se desgranaban los nombres de los fallecidos en los atentados de Nueva York, Washington y Pensilvania.

"Era mi hermano" o "era mi madre" agregaban algunos durante la lectura de los nombres y apellidos de las víctimas. En muchos momentos, la congoja les impedía pronunciarlos. "Te extrañamos. Te amamos. Estamos bien y nuestros hijos son grandiosos, pero tú nos faltas", expresaban otros abiertamente su dolor.

"Con todo el dolor de mi corazón, mi esposo, Pedro Francisco Checo", dijo en español la mujer de una de las víctimas.

Kevin James trabajaba en Marsh & McLennan. Acababa de cumplir 40 años. "Tal vez estaba sentado en su escritorio como todos los días. Tal vez estaba leyendo el periódico y tomaba un café en el momento que impactó el avión", señala su hermana Mary Beth Dougherty. "Sus colegas dijeron que él siempre llegaba primero", afirma.

"No fue difícil llegar aquí, pero será difícil dejar este sitio", dice la hermana de Kevin, quien al igual que a muchos otros no le queda más que el recuerdo. No tiene una tumba donde llorarlo, agrega Mary Beth, quien llegó a Nueva York con otros 25 miembros de su familia.

Justo antes, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, recordaba aquella mañana que, como la de ayer, amaneció soleada. "Diez años han pasado desde que una mañana de perfecto cielo azul se convirtió en el día más negro" de Estados Unidos, recordó.

Familiares, políticos y neoyorquinos en general respiraron aliviados porque la ceremonia transcurrió sin ningún incidente pese a la amenaza "creíble y específica" de atentado.

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