Mundo

Los islamistas tunecinos se presentan como demócratas fiables

  • Ennahda se impone como fuerza mayoritaria al conseguir más del 41% de los escaños de la Asamblea · Disturbios en Sidi Bouzid, lugar donde comenzó la revolución, por la anulación de la lista más votada

El partido islamista Ennahda se impuso como una fuerza mayoritaria en Túnez al ganar las elecciones del 23 de octubre con más del 41% de los escaños en la nueva Asamblea Constituyente, donde deberá negociar con las formaciones de izquierda que, dispersas, obtuvieron el 33%.

Ennahda dispone de 90 miembros en la nueva Asamblea de 217 miembros, por delante de las cuatro principales formaciones de izquierda -el Congreso para la República (CPR), Ettakatol, el Partido Demócrata Progresista (PDP) y la coalición del Polo Democrático Modernista (PDM)-, que suman 73 escaños.

"La democracia es para todos. Pedimos a nuestros hermanos, sean cuales sean sus opciones políticas, que participen en la instauración de un régimen democrático", declaró Rached Ganuchi, líder de Ennahda. "La revolución no tuvo lugar para destruir a un Estado, sino para destruir a un régimen. Estamos decididos a proteger al Estado tunecino", agregó.

Los islamistas pueden presumir de haber ganado las primeras elecciones celebradas tras la primavera árabe que provocó la caída de Ben Ali en Túnez y de Hosni Mubarak en Egipto.

Prohibidos, perseguidos, encarcelados o condenados al exilio por la dictadura de Ben Ali hasta la caída de este último en enero, los islamistas están en posición de fuerza para instalar un nuevo Ejecutivo y elaborar la futura Constitución, en lo que se concentrará la nueva Asamblea.

Ennahda se comprometió a negociar con las principales fuerzas representadas en la Constituyente -con excepción de las que colaboraron con el antiguo poder- para formar un Gobierno.

Ennahda ya indicó que su número dos, Hamadi Jebali, de 62 años, que pasó 16 años preso, es candidato a la jefatura de Gobierno.

Las negociaciones entre partidos comenzaron poco después de las elecciones, pero no podrán iniciarse formalmente antes de la primera convocatoria de la nueva asamblea electa. Ésta deberá nombrar un nuevo presidente de la república, quien designará al primer ministro.

Teniendo en cuenta la inquietud que provoca en Túnez y en el extranjero la llegada al poder de los islamistas, ellos "deben ahora clarificar sus verdaderas intenciones y dar garantías al país", subrayó ayer el diario gubernamental La Prensa, que se interrogó sobre la capacidad de Ennahda de cumplir sus promesas sobre el respeto de las conquistas democráticas (estatuto de la mujer, libertades fundamentales, etc.), "si la base o los doctrinarios religiosos exigen ser más enérgicos".

Por ahora, las autoridades tendrán que pronunciarse sobre la decisión del riquísimo empresario con residencia en Londres, Hechmi Haamdi, de retirarse de la Asamblea Constituyente para protestar contra las anulaciones de seis de las listas de su movimiento, La Petición Popular, anunciadas el jueves por la noche por la comisión electoral. Éste llegó, pese a las anulaciones, en cuarto lugar de las elecciones, con 19 escaños.

Los 35 escaños restantes de la Asamblea se dividen entre pequeños partidos independientes.

Las anulaciones originaron serios disturbios -saqueos y daños de edificios públicos- que sacudieron el jueves la ciudad de Sidi Buzid, de donde es originario Haamdi.

El Ministerio del Interior impuso un toque de queda desde ayer al anochecer en Sidi Buzid, donde se reanudó la violencia durante la mañana tras un breve período de calma.

Sidi Buzid, ciudad desheredada donde comenzaron las revueltas populares que acabaron con al régimen de Ben Ali, después de que el joven Mohamed Bouazizi se inmoló a lo bonzo en protesta por los abusos de poder.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios