La carrera hacia la casa blanca Incertidumbre total en el día más importante de la campaña electoral

Los estadounidenses se volcaron en un 'supermartes' no apto para cardiacos

  • Los demócratas Clinton y Obama llegaban a la cita empatados mientras el republicano McCain parecía destacarse · El pastor baptista Huckabee se imponía al multimillonario Romney en Virginia Occidental

Estados Unidos, desde Alaska hasta Nueva York, celebró ayer un supermartes no apto para cardíacos, una jornada de primarias a la que los candidatos demócratas llegaban empatados y los republicanos luchaban por despegar.

Un total de 24 estados, entre ellos California, por su tamaño el gran premio de la jornada, expresaron ayer sus preferencias entre un abanico de posibilidades que, realmente, ya se circunscribía a la lucha entre dos demócratas y dos republicanos, y en la que los aparatos de votación electrónica fueron objeto de la mirada atenta de todos debido a fallos técnicos.

Tras la apertura de los centros electorales en la costa este, las autoridades ya registraron problemas en New Jersey, donde el gobernador John Corzine tuvo que esperar 45 minutos para emitir su voto por problemas técnicos.

A la hora del cierre de esta edición únicamente se conocía el resultado de los caucus republicanos de Virginia Occidental, donde Mike Huckabee ha dado la sorpresa al imponerse al gran favorito, Mitt Romney.

Pese al escaso peso de Virginia Occidental en el supermartes (sus 18 delegados apenas representan el 1,6 por ciento de los que se reparten), el resultado supone un duro golpe para Romney, que incluso había acudido en persona a la convención para celebrar su primer triunfo del día.

Los senadores demócratas Hillary Clinton y Barack Obama, que desde el comienzo de la campaña libran un cuerpo a cuerpo sin precedentes en la historia de este país, llegaron a la jornada de ayer con las espadas más en alto que nunca y, según las encuestas, en un "empate técnico".

El último sondeo de CNN demostraba que Obama había conseguido erosionar el apoyo que Hillary tenía en todo el país e, incluso, superar a la senadora en intención de voto: Obama tenía un 49 por ciento y Hillary un 46, en un recuento que preveía un margen de error del 4,5 por ciento.

Por tanto, era difícil aventurar quién sería el ganador y, dado que las reglas demócratas marcan que el reparto de delegados debe ser proporcional al número de votos, era previsible que los 1.681 delegados que ayer se votaban terminasen muy repartidos. Habrá que esperar a que se complete o, al menos, avance más el proceso de primarias y caucus para tener más claro quién será el candidato demócrata a la Casa Blanca en noviembre. El propio Obama lo dejó muy claro: "No importa lo que pase, creo que será una decisión muy repartida".

La pugna es tal que algunos analistas hablan de la posibilidad de que la Convención Demócrata de Denver, a finales de agosto, sea abierta; es decir, una reunión en la que no se proclama al candidato sino en la que se decide quién será, algo que ocurrió por última vez en 1952. Los menos agoreros, que saben que históricamente este sistema no ha dado buenos resultados a los candidatos así elegidos -el republicano Thomas Dewey, en 1948, y el demócrata Adlai Stevenson, en 1952, perdieron- insisten en que aún queda mucha campaña por delante y las cosas se aclararán más adelante.

Aclararse, precisamente, es lo que pudo hacer ayer el panorama republicano ya que el senador John McCain partía como claro favorito en las encuestas. El sondeo de CNN indicaba que McCain tenía un 45 por ciento de la intención de voto, mientras que el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney alcanzaba el 24. A pesar del claro despegue de McCain en todo el país, Romney no se ha dado por vencido y ha multiplicado sus intervenciones presentándose como un exitoso hombre de negocios capaz de devolver a EEUU a la buena senda económica.

Los republicanos se jugaban ayer más de mil delegados de los 2.380 que se sentarán en septiembre en la Convención de Minnesota. Si se cumplen los pronósticos, y gracias al sistema que los republicanos tienen en muchos estados donde "el ganador se lo lleva todo", McCain parece fuerte en su Estado, Arizona, así como en Nueva York, New Jersey, Delaware, Connecticut y, sobre todo, California.

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