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Honduras es un polvorín: el presidente depuesto, Manuel Zelaya, ratificó ayer que hoy regresará a Tegucigalpa pese a los riesgos de ser detenido o de que se produzcan altercados callejeros; el nuevo Gobierno de Roberto Micheletti ha denunciado la Carta de la Organización de los Estados Americanos (OEA) tras la visita del secretario general del organismo, José Miguel Insulza, y la Asamblea General de la OEA prepara la suspensión de la participación de Honduras en el organismo por el golpe de Estado del pasado domingo.

Zelaya pidió ayer a sus seguidores que lo vayan a recibir sin armas y a quienes lo derrocaron les advirtió que "están rodeados".

"Nos vamos a presentar en el aeropuerto en Tegucigalpa con varios presidentes, varios miembros de comunidades internacionales. Este domingo estaremos en Tegucigalpa abrazándolos, acompañándolos para hacer valer lo que tanto hemos defendido en nuestra vida que es la voluntad de Dios a través de la voluntad del pueblo", dijo en una alocución transmitida por la emisora interestatal Telesur.

Tras recordar cómo fue sacado de su país el pasado domingo por los militares, Zelaya dijo que éstos "hoy se han prestado y están en complicidad con la elite voraz que exprime y asfixia a nuestro pueblo", y forman parte de "un zarpazo" que "ha puesto en evidencia ante el mundo que en Honduras todavía hay una especie de barbarie". "Ésta es una gran oportunidad para demostrarle al mundo que los hondureños somos capaces de afrontar estos problemas y de salir adelante a pesar de esta secta criminal que hoy pretende apropiarse de los destinos de nuestra nación", añadió.

A los militares los llamó "golpistas traidores" y los exhortó a "rectificar en el menor tiempo posible" y que "están rodeados", y que "tendrán que rendir cuenta por el genocidio que están cometiendo". Sobre su regreso, insistió en que será el del presidente elegido por el pueblo y remarcó que sus seguidores no deben llevar armas sino "que practiquen lo que yo siempre he predicado: la no violencia".

Mientras tanto, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, recibió el rechazo de las autoridades judiciales de Honduras a la exigencia de la comunidad internacional de restituir a Manuel Zelaya en la presidencia, por lo que el país se encamina a su suspensión del organismo.

El secretario de la OEA se reunió con el presidente de la Corte Suprema de Justicia Jorge Rivera, quien le dijo que la "decisión está tomada y es irreversible, hagan ustedes lo que quieran".

De ser suspendida, Honduras se convertiría en el segundo país del organismo al que se aplica la sanción, después de Cuba, suspendida en 1962 y cuya sanción fue levantada en mayo justo en una reunión de la OEA realizada en la ciudad hondureña de San Pedro Sula (norte).

Las autoridades que asumieron el poder tras derrocar al presidente Manuel Zelaya estiman que la débil economía de Honduras soportará al menos seis meses sanciones como la suspensión de la ayuda de Estados Unidos y Europa, desembolsos de la banca multilateral y el envío de petróleo venezolano.

Micheletti, designado por el Congreso para sustituir a Zelaya, dijo que entregará el poder en enero de 2007, cuando se cumple el periodo de cuatro años de Zelaya.

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