Rusia

El Supremo ruso inicia la vista para disolver a la principal ONG del país

  • La Fiscalía General y la Fiscalía de Moscú acusan de "violación sistémica" de la "ley de agentes extranjeros" a la organización Memorial, considerada la voz de los represaliados soviéticos y de las violaciones de derechos humanos en el país

Concentración de apoyo a la ONG Memorial junto al Tribunal Supremo ruso en Moscú.

Concentración de apoyo a la ONG Memorial junto al Tribunal Supremo ruso en Moscú. / EFE

El Tribunal Supremo de Rusia comenzó este jueves a evaluar la solicitud de la Fiscalía para disolver la principal organización de derechos humanos de este país, Memorial, considerada la voz de los represaliados soviéticos y de las violaciones de derechos humanos en Rusia, en un caso que ha provocado la condena de organizaciones internacionales y de Occidente.

En la sala del tribunal, presidido por la jueza Alla Nazárova, se ha permitido al inicio de la sesión la presencia de periodistas, mientras que posteriormente han tenido que seguir el proceso en una sala adyacente.

En la entrada de la corte una larga cola de decenas de personas aguardaba para poder entrar en la vista y diplomáticos de una veintena de países han acudido a la audiencia, según confirmó el servicio de prensa del Supremo.

La organización OVD-Info, especializada en el seguimiento de arrestos y la defensa de detenidos, informó de dos detenidos, entre ellos una mujer que llevaba un cartel en el que se podía leer "gracias Memorial, nosotros no olvidamos" escrito encima de dos fotografías de dos hombres. El segundo detenido también portaba un cartel con el lema "Nosotros somos Memorial", según la misma fuente.

La Fiscalía General de Rusia quiere que el Supremo liquide la Sociedad Internacional de Historia, Educación, Caridad y Derechos Humanos (Memorial Internacional), que es la "matriz" de su red de más de 50 organizaciones en Rusia, seis en Ucrania y sendas filiales en Bélgica, Alemania, Francia, Italia y la República Checa. La Fiscalía de Moscú quiere hacer lo mismo en un tribunal de la capital con el Centro de Derechos Humanos Memorial, que tiene oficinas en cuatro regiones rusas.

El pasado día 8 el fiscal general de Rusia, Igor Krasnov, envió al Supremo su solicitud para liquidar Memorial Internacional debido a una "violación sistémica" de la "ley de agentes extranjeros", dado que es "agente extranjero" desde 2016. Esa condición le obliga desde 2019 a incluir esta etiqueta en cada documento, cada entrada y cada publicación, incluso en redes sociales, por ser acusada de recibir financiación extranjera.

Una imagen de la vista. Una imagen de la vista.

Una imagen de la vista. / EFE

La organización ha afirmado en repetidas ocasiones que la ley se concibió como una herramienta para reprimir a las organizaciones independientes e insistió en que debía abolirse. "Creemos que no existe una base legal para la liquidación del Memorial Internacional", ha recalcado la ONG, que considera la solicitud de la Fiscalía "una decisión política para destruirla".

En el caso del Centro de Derechos Humanos Memorial, muy conocido por su trabajo en defensa de los perseguidos en Chechenia, entre otros, éste fue declarado "agente extranjero" en 2014. La Fiscalía de Moscú quiere disolverlo además por haber encontrado supuestamente "señales lingüísticas y psicológicas que justifican las actividades de miembros de organizaciones terroristas y extremistas como Hizb ut-Tahrir al-Islami, Tablighi Jamaat, At-Takfir Wal Hijra y de las organizaciones extremistas Artpodgotovka y los Testigos de Jehová".

Un total de 62 académicos, profesores y miembros de la Academia de las Ciencias de Rusia han defendido el trabajo de Memorial, al igual que editores y los dos rusos premiados con el Nobel de la Paz -el último presidente soviético Mijaíl Gorbachov (1990) y el recién galardonado Dmitri Murátov, director del periódico Nóvaya Gazeta.

A Gorbachov, cuyos abuelos fueron también represaliados, se le sumaron la viuda del Nobel de Literatura Alexandr Solzhenitsin (Archipiélago Gulag); el Centro Yeltsin; la escritora rusa Ludmila Petrushévskaya, que renunció a un premio que recibió de manos de Putin en 2002; la ONU, Amnistía Internacional, EEUU y la Unión Europea (UE).

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