Cuando Francia se haga cargo de la Presidencia rotativa semestral de la UE el 1 de julio, se enfrentará a una montaña enorme de tareas por resolver.

"Son un montón de cosas para atender en una Presidencia. Francia quería ocuparse de todas esas cuestiones importantes, pero será difícil encontrarles una solución a todas", dijo a DPA Piotr Kaczynski, experto en reforma de la UE en el Centro de Estudios Políticos Europeos, en Bruselas.

En enero, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo que al final de la Presidencia francesa, la UE tendría políticas comunes en materia de energía, defensa e inmigración. Eso ya sería una meta ambiciosa para una Presidencia, dado que los tres temas afectan directamente a la seguridad y la soberanía de los Estados miembros y generaron duros debates en el pasado.

Pero, en las últimas semanas, la preocupación global por el aumento de los precios del petróleo y la crisis causada por el rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa se ubicaron en el primer lugar de la lista de tareas, añadiendo aún más trabajo.

"Tenemos que ocuparnos de dos temas con urgencia: el coste del petróleo y los problemas institucionales (de la UE)", admitió Sarkozy el viernes tras hablar con sus pares en Bruselas.

De hecho, la declaración oficial aprobada por los jefes de Estado y de Gobierno al final de la cumbre no dejó dudas sobre que la Presidencia francesa deberá concentrarse en eso.

Según el texto, los miembros de la UE celebrarán un debate sobre cómo reaccionar al rechazo de Irlanda al Tratado en su próxima Cumbre el 15 de octubre. Sarkozy, como presidente, se verá confrontado a presiones masivas para lograr una posición común de la UE sobre el tema.

Al mismo tiempo, funcionarios de la ejecutiva de la UE, la Comisión Europea, presionan para lograr un acuerdo en la Cumbre sobre un gigantesco paquete de leyes que apuntan sobre todo a transformar el uso de la energía en el bloque.

Los expertos están de acuerdo en que alcanzar consenso en ese punto entre los 27 miembros será, en sí mismo, un trabajo a tiempo completo para los diplomáticos.

En el primer lugar de la lista, los líderes de la UE también sentaron las bases para una nueva batalla campal al llamar a la Comisión a sugerir cómo combatir el aumento de los precios del petróleo a través de deducciones fiscales. Los impuestos son otra fuente de discusión perenne entre los miembros de la UE.

Lógicamente, una solución para la Presidencia francesa sería posponer uno o más temas a su segunda Cumbre, los días 11 y 12 de diciembre.

Pero la declaración del viernes convoca a trabajar en tantas otras áreas que eso simplemente no es posible. Insiste, por ejemplo, en que el Consejo de estados miembros "intensifique su trabajo" para finalizar un sistema parecido a la greencard estadounidense que atraiga a inmigrantes de élite y asegurarse así de que el segundo sistema de control de información de Schengen esté on-line en septiembre.

También llama al Consejo a encontrar otras vías para reducir los precios de los alimentos reformando la siempre controvertida Política Agraria Común, y a considerar propuestas sobre cómo tomar medidas duras contra los especuladores en los mercados del petróleo y de los alimentos, otro tema político explosivo.

Pero más allá de estos temas específicos, también se espera de Francia que lleve delante las negociaciones de integración a la UE con Turquía y Croacia, a pesar del hecho de que Sarkozy ya generó controversia al decir que no puede haber ampliación sin que haya sido aprobado de Tratado de Lisboa.

Y además se espera que lance la unión de la UE y los Estados del Mediterráneo, organice cumbres con Ucrania, Suráfrica, la India, Canadá, China, Brasil y Rusia y presione para lograr un acuerdo global sobre el cambio climático.

Mientras todo esto supone un desafío enorme para más de un líder de la UE, los observadores dicen que si hay alguien que puede enfrentarlo es sin duda el inagotable Sarkozy. Claro que los diplomáticos también dicen que su energía hasta ahora se desplegó más en la generación de ideas que en encontrar un amplio apoyo para ellas, dejando sus posibilidades de éxito, en última instancia, abiertas a la duda.

En resumen, todo esto supone un gran desafío para un presidente que ya está bajo presión en su propio país. "Algunos presidentes construyen el consenso desde abajo. Algunos desde arriba. Y eso parece ser lo que está haciendo Sarkozy", dijo un diplomático de la UE a DPA. "Puede funcionar. Pero le costará una cantidad enorme de esfuerzo".