El presidente ruso, Dmitri Medvedev, elogió ayer a la activista pro Derechos Humanos y periodista rusa Natalia Estemirova, asesinada el pasado miércoles en Chechenia, y aseguró que su muerte "no quedará impune". Tras un encuentro bilateral con la canciller germana, Ángela Merkel, en el sur de Alemania, Medvedev afirmó que Estemirova "hizo cosas buenas" y "dijo la verdad", pese a hacerlo "de forma dura".

"Ha sido un asesinato profesional", indicó el presidente ruso, quien calificó el crimen de "provocación" e intento por parte de los autores de "demostrar fuerza". También agregó que "algunas fuerzas no quieren asumir que en Chechenia se acabaron las acciones bélicas y se restableció la paz y el orden", y "una y otra vez planean las acciones más ofensivas e inhumanas para agravar la situación e intentan mantener a las autoridades y a la sociedad en una constante tensión". El presidente ruso destacó que el caso se investigará y se aclarará, "de acuerdo a las leyes rusas".

Merkel mostró por su parte su "consternación" por el asesinato, que tachó de "inaceptable". Para la presidenta de Los Verdes, Claudia Roth, el fallecimiento de Estemírova demuestra la necesidad de "reforzar el Estado de derecho ruso" y "garantizar" la protección de los derechos humanos. El diálogo se desarrolló paralelamente al llamado Diálogo de San Petersburgo, un foro de discusión de cuestiones de actualidad con personalidades e intelectuales rusos y alemanes.

El Alto Comisario de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, también reaccionó y condenó el crimen de Estemirova en un comunicado, en el que dice que "es el último de una serie de asesinatos o ataques contra defensores de derechos humanos, periodistas y abogados en el país". Además, el Parlamento Europeo de Estrasburgo guardó ayer un minuto de silencio en recuerdo de la víctima. La presidencia sueca de la UE instó a las autoridades rusas a "esclarecer las causas del asesinato rápida e íntegramente" y llevar a los responsables ante la Justicia.

Estemirova fue secuestrada la víspera junto a su domicilio en la capital chechena, Grozni, y su cuerpo fue hallado horas después con disparos en la cabeza y en el pecho cerca de la autopista Kavkaz en la República Ingush. Estemirova, de 50 años, se dedicó desde el comienzo de la primera guerra chechena a documentar los secuestros, ejecuciones sumarias, torturas y otros abusos contra civiles, investigaciones que utilizan organizaciones internacionales.

La activista era asesora del Defensor del Pueblo chechén y miembro de la comisión de control social de las instituciones penitenciarias. Además, trabajó codo con codo con Politkósvkaya,muy crítica con la política del Kremlin, asesinada en el 2006.