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Pekín exhibe su poderío militar para forzar la vuelta a la calma en Urumqi

  • Los uigures afirman que la cifra real de muertos es 800, cinco veces más que la oficial

El máximo responsable policial chino, Zhou Yongkang, se personó ayer en la ciudad de Urumqi, donde el domingo estalló la peor revuelta en dos décadas en China, con entre 156 y 800 muertos, según las distintas fuentes, en un día de aparente vuelta a la normalidad. Pese a esa sensación de normalidad, los observadores constatan que el odio entre las etnias han y uigur era todavía patente.

Zhou, uno de los nueve miembros del Comité Permanente del Politburó del Partido Comunista de China (PCCh), alentó a las tropas desplegadas en la ciudad, que se cuentan por decenas de miles, y les pidió que repriman a "las fuerzas separatistas".

Desde Pekín, y en sus primeras declaraciones después del temprano retorno desde la cumbre del G-8 en Italia, el presidente chino, Hu Jintao, aseguró que la estabilidad en la provincia de Xinjiang es "la tarea más importante y apremiante" y reiteró que se aplicarán "castigos severos" a los responsables de las revueltas.

Durante todo el día de ayer, el primero tras el levantamiento del toque de queda, las tropas chinas hicieron una demostración de poder en todos los barrios de Urumqi para hacer ver que la situación está bajo control.

La censura del Gobierno chino sobre las revueltas quedó otra vez demostrada por el hecho de que hasta ayer no se confirmaron disturbios en Kashgar (la segunda ciudad de la provincia) sucedidos el lunes, aunque negaron los 100 muertos que los grupos uigures en el exilio aseguran que se produjeron.

Por otro lado, periodistas de la televisión china contactados por Efe reconocieron que muchas de las imágenes que grabaron esa noche no han sido emitidas, pero no facilitaron más detalles.

Desde Alemania, el Congreso Mundial Uigur (UWC), que agrupa a los exiliados, aseguró ayer que la cifra real de muertos totales es de 800, cinco veces más que la que reconoce Pekín.

Una extranjera residente en Urumqi desde hace varios años y que fue testigo de lo que sucedió el domingo confirmó esta sospecha y afirmó que "fue terrible" porque la Policía disparó a los manifestantes, aunque añadió que no podía dar más detalles por temor a que le retiraran el visado por hablar con la prensa internacional.

De nuevo, las autoridades recurrieron a su teoría del enemigo exterior, reiteraron que las revueltas del domingo fueron "premeditadas y organizadas" por el exilio uigur y vincularon a los uigures violentos del domingo con Al Qaeda.

Con esta campaña, Pekín está convirtiendo a Rebiya Kadeer, una empresaria exiliada en EEUU, en un Dalai Lama uigur, ya que está emergiendo como representante aglutinador del que hasta la fecha carecía esta minoría étnica, a diferencia de los tibetanos.

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