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Ortega es reelegido en Nicaragua en unos comicios plagados de anomalías

  • El presidente, que no ha aparecido en público desde que votó, obtiene un 64% de los sufragios frente al lejano 29% de su rival más cercano, el empresario Fabio Gadea

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, consiguió una arrasadora reelección, con el 64% de los votos, en unos comicios celebrados el domingo marcados por anomalías y obstáculos en la labor de los observadores.

El inmediato seguidor de Ortega, el empresario radial derechista Fabio Gadea, reunía un 29% de sufragios, según el segundo informe oficial suministrado por el presidente del tribunal electoral, Roberto Rivas.

La esposa y jefa de campaña de Ortega, Rosario Murillo, proclamó vencedor al líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), quien ni habló ni apareció en público después de votar la tarde del domingo.

"A todos los nicaragüenses les decimos: cuenten con este Gobierno que es de ustedes, ustedes están eligiendo al comandante Daniel, están votando porque sigamos todos juntos (...) dejando atrás resentimientos, el odio", dijo Murillo a los medios oficiales tras agradecer "a toda Nicaragua".

Miles de seguidores de Ortega se lanzaron a las calles, incluso antes del informe oficial, para celebrar en la Plaza de las Victorias, en el sur de Managua, donde era esperado "el comandante Daniel" en una gran fiesta, con bailes y música popular.

"Viva Daniel, viva el Frente", "Ganamos, ganamos", gritaron jubilosos los sandinistas, que también se celebraron en otras ciudades importantes del país, como León, Masaya y Granada.

Al mando del segundo país más pobre de América, Ortega, aliado del presidente venezolano Hugo Chávez, tiene el respaldo de sectores humildes que se beneficiaron con los planes de asistencia financiados con la cooperación de Caracas -de 500 millones de dólares anuales-, lo que sus opositores califican de "populismo".

"Esta votación va ser muy alta para el Frente Sandinista porque es la primera vez que se da una votación sin miedo", había anunciado el mandatario, que el viernes cumple 66 años, al emitir su voto.

Su postulación levantó controversia tras ser habilitada por una Corte Suprema de Justicia con mayoría de jueces sandinistas, pese a que la Constitución prohíbe la reelección consecutiva.

Antes del informe del tribunal, Gadea, de 79 años y candidato del Partido Liberal Institucional (PLI), dijo que triunfó "la democracia" y pidió que se respetara la voluntad popular, sin adelantar juicio sobre un resultado de los comicios.

El ex presidente Arnoldo Alemán, de 65 años, líder del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), de 65 años, quien obtenía el 6,3% de los votos, afirmó previamente que no consideraba "legal ni legítima" una reelección de Ortega.

La jornada, a la que estuvieron llamados 3,4 millones de electores, estuvo marcada por denuncias de anomalías e incidentes como algunos choques entre opositores y sandinistas en Managua y en el norte del país, con varios heridos.

"Hemos tenido dificultades" porque la "libre circulación y libre acceso" de los observadores "se vieron limitadas en algunos casos" al ser "impedidos" para entrar en un 20% de las 52 mesas seleccionadas para ser controladas, dijo el ex canciller argentino Dante Caputo, jefe de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El jefe de la misión de la UE, Luis Yáñez, había denunciado que el CSE, de magistrados en su mayoría afines a Ortega, ha "puesto demasiadas trabas".

"Lógicamente como en todo proceso electoral han habido algunos obstáculos muy pequeños e insignificantes para la magnitud de la participación ciudadana. Ha sido una fiesta cívica", afirmó Rivas.

La votación, custodiada por 20.000 policías y soldados, estuvo antecedida por altercados -con dos decenas de heridos- y protestas de electores que no tuvieron sus cédulas.

Los nicaragüenses, con una historia marcada por guerras, intervenciones estadounidenses y dictaduras, votaron preocupados por la pobreza, que agobia al 45% de los 5,8 millones de habitantes, y el subempleo (53%).

A diferencia de su Gobierno de los 80, Ortega estabilizó la economía (creció 4,5% en 2010), dejó negociar a los empresarios y tuvo buena relación con los organismos financieros y con Washington.

La oposición, sin propuestas claras frente a la maquinaria del sandinismo y fragmentada, llegó a estos comicios limitada a aspirar a aumentar su presencia en el Congreso, de 90 diputados.

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