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Macron y Conte apuestan por una "profunda" reforma migratoria de la UE

  • Los líderes francés e italiano relajan sus tensiones bilaterales por el portazo de Roma al 'Aquarius'

  • París admite el déficit de "eficacia y solidaridad"

Giuseppe Conte y  Emmanuel Macron, antes de reunirse ayer en París.

Giuseppe Conte y Emmanuel Macron, antes de reunirse ayer en París. / Christophe Petit Tesson / Efe

Rumbo a una crisis diplomática sin precedentes, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el jefe del Gobierno italiano, Giuseppe Conte, desactivaron este viernes la tensión entre sus países con el propósito de alcanzar una reforma migratoria que se presagia más restrictiva.

Flotaba en el Palacio del Elíseo una atmósfera densa, con las palabras de Macron dirigidas a Roma en la mente de todos. El francés había catalogado de "cinismo" e "irresponsabilidad" la decisión italiana de cerrar sus puertos al barco Aquarius, con 630 inmigrantes a bordo, que finalmente se dirige al puerto de Valencia, adonde llegará este fin de semana.

Deseo que Francia e Italia trabajen mano a mano junto a sus socios de Alemania y España"

La cumbre en París estuvo a punto de no llegar a celebrarse, pero Conte zanjó las suspicacias: "El entendimiento con Macron es perfecto. El mero hecho de que esté yo aquí es la mejor respuesta".

El francés no desaprovechó la ocasión para recordar que, "pese a todo lo que se ha dicho", la llegada de inmigrantes por el Mediterráneo central ha descendido en lo que va de año un 77% respecto al anterior.

Matizados los datos, reconoció que "a Europa le ha faltado eficacia y solidaridad" en la crisis migratoria hacia los principales receptores de inmigrantes indocumentados.

"Deseo profundamente que en los próximos días, las próximas semanas y los próximos meses Francia e Italia trabajen mano a mano para proponer soluciones europeas junto a Alemania y España", manifestó.

Y acto seguido apuntó que "ha llegado el momento de una reforma en profundidad para responder al desafío", que intentará vertebrar sobre tres ejes.

En primer lugar, propuso "una reforma radical de la relación con los países de tránsito", ya que, a su juicio, la respuesta "eficaz y humanitaria" no se produce, sino "el día en que esos hombres y mujeres deciden echarse al mar poniendo en riesgo sus vidas".

Conte fue más lejos en este punto, al proponer la creación de centros europeos en los países de origen y de tránsito en los que se pueda identificar a los candidatos al estatus de refugiado y descartar a los demás.

En segundo lugar, la "refundación" lanzada por Macron prevé "una inversión netamente superior de Frontex, el sistema de protección de las fronteras exteriores de la UE.

Por último, Macron accedió a una de las principales demandas de Italia, la modificación del llamado sistema de Dublín, que establece las reglas para organizar la distribución de los demandantes de asilo en la UE y que "ya no funciona".

También aquí se mostró beligerante Conte, que pidió "un cambio de paradigma total" y la abolición del "concepto de Estado de primera llegada", que obliga al país por el que entran los inmigrantes a tramitar sus demandas de asilo.

Pese a todo, cuando fueron interpelados por los periodistas sobre el caso concreto del Aquarius, ambos líderes se mostraron mucho menos determinados y más ambiguos que a la hora de enumerar sus propósitos de reforma.

"Cuando un barco en situación de crisis humanitaria llega a nuestras aguas, nos encargamos nosotros. Pero no hay que ser hipócrita, nuestra situación geográfica no es la misma que la de Italia", dijo Macron.

Conte tampoco quiso concretar qué hará su Gobierno cuando se enfrente a una nueva crisis similar a la del Aquarius y echó balones fuera cuando se le preguntó por el eje que su vicepresidente y ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, pretende formar con Alemania, Austria y Hungría para abordar el problema migratorio. "Me inquietan estas fórmulas que nunca han traído suerte en la Historia", apuntó con cierta sorna Macron.

Y aprovechó el francés esa misma respuesta para mandar otro mensaje velado en dirección a Alemania para apoyar a la canciller alemana, Angela Merkel, cuestionada por sus aliados bávaros, que demandan una política más dura en este ámbito.

"Italia tiene un jefe de Gobierno, Francia un jefe de Estado, Alemania también un jefe de Gobierno. Si los países se ponen de acuerdo para decidir algo, debe ser a ese nivel, porque son ellos los responsables ante su pueblo y su Parlamento", lanzó.

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