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Jarro de agua fría en Afganistán al tumbar la tregua los talibanes

  • Los insurgentes liquidan el pacto con el Gobierno e instan a continuar el combate contra los "invasores"

Varios militares afganos inspeccionan la zona donde se llevó a cabo ayer un atentado suicida en Jalalabad.

Varios militares afganos inspeccionan la zona donde se llevó a cabo ayer un atentado suicida en Jalalabad. / GHULAMULLAH HABIBI / efe

Los talibanes anunciaron ayer que no prolongarán el alto el fuego de tres días decretado con motivo de la festividad de final del Ramadán, que terminó esta medianoche, y negaron que estén manteniendo conversaciones de paz con el Gobierno de Kabul. "Este alto el fuego no fue en respuesta al cese el fuego del régimen de Kabul sino que fue anunciado por el bienestar de la nación y llega a su fin esta noche", anunció ayer la formación insurgente en un comunicado difundido en su página web.

El presidente de Afganistán, Ashraf Gani, había declarado la semana pasada un alto el fuego unilateral después de que unos 2.000 sacerdotes sacasen una fatua en la que declaraban "ilegítimo" el conflicto y el sábado prolongó la medida por un periodo todavía sin determinar, al tiempo que llamó a los talibanes a hacer lo mismo. "Se ordena a los muyahidines de todo el país que continúen como antes con sus operaciones contra los invasores extranjeros y sus marionetas internas", dijeron los talibanes en su comunicado en referencia a las tropas internacionales y afganas.

Jalalabad sufrió un otro atentado suicida como el del sábado que dejó 18 muertos

Además, negaron que estén manteniendo un diálogo "ni público ni secreto" con el Gobierno afgano, como se ha especulado en los últimos tres días dado el acercamiento entre combatientes talibanes y soldados en diferentes puntos del país.

El grupo liderado por el mulá Haibatullah renovó su llamamiento a Estados Unidos a unas negociaciones de paz. "La parte invasora americana debe darse cuenta y entender la realidad de la situación, parar su testarudez sin sentido y sentarse directamente en un diálogo con el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) para encontrar una solución al actual embrollo", dice la nota. Insistieron también en la retirada de las tropas de Washington, una de sus principales demandas para participar en un proceso de paz con el Ejecutivo afgano.

El portavoz talibán Zabihullah Mujahid ya había confirmado que el cese el fuego de la formación terminaría este domingo.

Durante los tres días de tregua, talibanes y soldados rezaron en las mismas mezquitas, visitaron las áreas gobernadas por la otra parte y hasta se hicieron fotografías abrazándose. Muchos talibanes entraron el sábado en Kabul con el permiso del Gobierno tras dejar sus armas a las fuerzas de seguridad y el ministro del Interior, Wais Ahmad Barmak, fue a la entrada occidental a la capital para dar la bienvenida a los combatientes.

Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas tras el final de la misión de la OTAN en 2015. De hecho, este domingo hubo otro atentado suicida en Jalalabad, igual que ocurrió el sábado. Al menos 18 personas murieron y otras 49 resultaron heridas cerca del Palacio del Gobernador en el centro de la capital de la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.

El atentado tuvo lugar a mediodía en el distrito policial número uno de la ciudad, dijo el portavoz del gobernador provincial, Attaullah Khogyanai, que precisó que el ataque ocurrió cerca del Palacio del Gobernador o Shahi Palace, donde estaban reunidos un grupo de funcionarios, ancianos tribales y talibanes para debatir el cese el fuego y asuntos relacionados con la paz.

Sin embargo, el suicida se inmoló en un área en la que sólo había civiles. El ataque del pasado sábado tuvo un balance de 25 muertos y 54 heridos.

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