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China despliega un impresionante dispositivo militar para restablecer la paz en Xinjiang

  • Los incidentes han obligado al presidente del país, Hu Jintao, a abandonar la cumbre del G8 en Italia.

Las fuerzas de seguridad chinas fueron desplegadas masivamente el miércoles para mantener a distancia a los uigures y a los hans en Urumqi, capital de Xinjiang, donde el domingo estalló una ola de violencia étnica que precipitó el regreso a China del presidente Hu Jintao.

Los disturbios, los más graves en China en varias décadas, obligaron a Hu, que debía participar el jueves en la cumbre del G8, a interrumpir su viaje oficial a Italia para regresar a China. También suspendió su visita de Estado a Portugal prevista para el 10 y 11 de julio.

Las autoridades chinas desplegaron a miles de miembros de las fuerzas del orden que se sumaron al dispositivo de seguridad ya desplegado desde el domingo cuando estalló la violencia étnica que dejó al menos 156 muertos, según el gobierno.

La disidencia uigur, principal minoría de la región de Xinjiang, de confesión musulmana, afirma que 400 miembros de su comunidad murieron durante los disturbios.

Los soldados y policías, armados con fusiles automáticos, con las bayonetas caladas, se posicionaron en el corazón de la ciudad, en una atmósfera tensa con desafiantes cara a cara entre manifestantes uigures y policías.

Escenas de violencias y linchamientos tuvieron lugar en Urumqi cometidas por hans contra uigures, constató la AFP. Al menos 20 hans, etnia mayoritaria en China, algunos armados con palos, daban golpes a una víctima en un barrio cercano a la Plaza del Pueblo. Militares apostados a 200 metros intervinieron. No realizaron ninguna detención y una testigo afirmó que la víctima era uigur.

En otro incidente del que la AFP fue testigo, un grupo de hans persiguió a tres uigures, de los cuales sólo dos pudieron escapar. El tercero fue alcanzado y golpeado hasta que la policía intervino.

El despliegue de las fuerzas del orden tenía como objetivo separar físicamente a las dos comunidades y evitar un nuevo estallido de violencia.

Los hans, víctimas de la violencia uigur del domingo, invadieron a su vez las calles de Urumqi el martes, blandiendo armas improvisadas, pero las fuerzas del orden lograron evitar enfrentamientos mayores, incluso si los uigures reportaron que el miércoles por la noche sufrieron exacciones por parte de los hans.

Las fricciones étnicas son habituales en esta región de 20 millones de habitantes, mayoritariamente musulmanes.

El miércoles, las tropas rodearon los barrios uigures, bajo la mirada aprobatoria de chinos han.

Antes de ser dispersados, unos 200 uigures, con armas improvisadas, insultaron a la policía en una manifestación cuyo objetivo era protestar contra los ataques cometidos, según ellos, por los hans.

"Anoche unos 300 hans atravesaron el cordón de seguridad y atacaron viviendas y saquearon un restaurante", afirmó un musulmán, Akbar, de 20 años.

Las autoridades lanzaron afiches desde los helicópteros afirmando que Rebiya Kadeer, líder en Estados Unidos de los exiliados uigures, había fomentado las violencias del domingo.

Kadeer negó las acusaciones y repitió el miércoles que los acontecimientos habían degenerado luego de que las autoridades reaccionaran con "excesiva fuerza" a una manifestación inicialmente pacífica y denunció la muerte de unos 400 uigures.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, estimó por su parte el miércoles que los disturbios de Xinjiang son un "asunto interno" chino, en una comunicación telefónica con su homólogo chino, y afirmó que "consideraba la región de Xinjiang como parte integrante de China".

En cambio, la prensa turca denunció hoy la "masacre china" en la región musulmana y poblada por turcófonos de Xinjiang y exhortó a las autoridades de Ankara a que intervengan.

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