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Barack Obama apuesta por celebrar menos cumbres pero más eficientes

  • El presidente de EEUU incide, al término del encuentro del G-8, en la necesidad de actualizar y renovar las instituciones internacionales · Los líderes se comprometen a donar 20.000 millones contra el hambre

El presidente de EEUU, Barack Obama, encontró resultados mixtos en su primera cumbre del G-8, pues si encontró que ha habido "avances" también se declaró partidario de un sistema que reduzca el número de reuniones internacionales y las haga más eficientes.

Así lo expresó ayer en una rueda de prensa al término de la cumbre del G-8 en L'Aquila, la cual durante los últimos tres días ha acogido una reunión de los ocho países más industrializados que gradualmente se fue ampliando para acabar sumando en las últimas sesiones hasta 39 naciones y organismos internacionales. La cita final de ayer concluyó con el compromiso de los líderes mundiales de donar 20.000 millones de dólares contra el hambre y con la vista puesta en una posible ampliación del club a 14 miembros.

Obama apuntó la posibilidad de que el sistema de reuniones internacionales pueda "reducirse" de modo que se celebren menos pero resulten más efectivas. La prioridad, subrayó, debe ser que estos encuentros sean "lo más productivos posible".

En los seis meses que lleva en el cargo, Obama ha asistido ya a cinco reuniones internacionales: en abril participó en la cumbre del G-20 en Londres, el encuentro de la OTAN en Estrasburgo y una reunión con la UE en Praga, además de la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago. Para finales de septiembre le espera la Asamblea General de la ONU y otra cumbre del G-20 en Pittsburgh (EEUU).

Según el mandatario, "no cabe duda de que debemos actualizar y renovar las instituciones internacionales que se establecieron en otros tiempos y lugares. Algunas datan de la posguerra y otras, como el G-8, han cumplido 30 años".

El problema, indicó, es encontrar exactamente el formato adecuado, pues "todo el mundo quiere el grupo más pequeño posible que les incluya a ellos. Si son la economía número 21, quieren un G-21 y si se les excluye creen que es una injusticia". Parte del desafío, consideró, es revitalizar la ONU, pues en parte la necesidad de estas cumbres surge de que la Asamblea General "no siempre funciona de modo tan rápido o efectivo como sería necesario".

Sea cual sea el sistema que se adopte, subrayó, es necesario incluir a las potencias del mundo en desarrollo, como China, la India o Brasil, pues "no va a funcionar si continentes enteros como África o América Latina no están representados adecuadamente en estos foros internacionales de toma de decisiones".

Pese a reconocer que el sistema actual necesita una reforma, Obama consideró que la cumbre de L'Aquila ha sido "un éxito".

El mandatario, que dedicó buena parte de su tiempo en la cumbre a promover la lucha contra la no proliferación y el cambio climático, renovó su llamamiento a la unidad mundial para combatir esos peligros que "amenazan la paz y la prosperidad de cada país".

Obama reconoció que a lo largo de la cumbre "no hemos estado de acuerdo en todo" y citó como ejemplo los debates sobre cambio climático, donde los países en desarrollo no estuvieron de acuerdo en suscribir cifras concretas de recorte de emisiones contaminantes. No obstante, subrayó que en esta cumbre "hemos demostrado que si nos mantenemos unidos podemos lograr progresos".

Entre otros ejemplos, mencionó la declaración del G-8 en el que este grupo expresa su preocupación por los "terribles" acontecimientos en Irán tras las elecciones del 12 de junio y el programa nuclear de ese país.

Reveló que, en Pittsburgh, el G-20 revisará de nuevo su posición sobre Irán. "No vamos a esperar indefinidamente y permitir el desarrollo de armas nucleares, la violación de tratados internacionales, y despertarnos un día para encontrarnos en una situación peor, sin ser capaces de actuar", concluyó.

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