Cartas desde la estepa

La derrota más dulce

  • Rusia, que iba de víctima al torneo, cayó finalmente en los penaltis de unos cuartos de final y se lleva el agradecimiento y reconocimiento de todo un país

La selección rusa, agasajada por miles de seguidores en la Fan Zone de Moscú, ayer.

La selección rusa, agasajada por miles de seguidores en la Fan Zone de Moscú, ayer. / ZURAB KURTSIKIDZE / efe

Hay victorias amargas y dulces derrotas, como fue la que supuso, ya en la tanda de penaltis, la eliminación de la selección nacional rusa de este Mundial 2018. Predominaba en el ambiente de la noche del sábado en Moscú la satisfacción por el deber cumplido. Vi rostros de felicidad y ganas de apurar unas jornadas históricas. Dignísimo el papel de la selección anfitriona. Con el empate a dos en la prórroga, acariciaron el sueño semifinalista. ¡Enhorabuena, Rusia! Pozdravlyaem, Rossiya!

Las calles del centro de la capital vivieron el sábado una intensa noche. Pese a la derrota contra Croacia la gente se echó a la calle a disfrutar. A la hora del partido en Moscú cayó un aguacero -como luego durante la madrugada-, pero amainó justo a las horas posteriores al encuentro, como si todo estuviera previsto. Miles de personas vibraron en las distintas fan zones levantadas en las principales ciudades rusas y en los bares. Cánticos espontáneos de "Rossiya, Rossiya!" como durante todo el Mundial. Caras pintadas de azul, rojo y blanco y banderas rusas. No había lágrimas. Aunque el equipo local no estará en las semifinales, sí las jugará un equipo eslavo, Croacia, cuya bandera nacional comparte colores con la rusa. Una especie de premio de consolación.

No hubo lágrimas en las calles de Moscú, sólo ganas de disfrutar del chute de orgullo

Los memes, que son hoy el termómetro sentimental de un país o una bancada, rezumaban orgullo colectivo este domingo. En uno de ellos el entrenador de la selección rusa, el impasible Stanislav Cherchésov, aparecía retratado con una escafandra en clara referencia a la icónica imagen del cosmonauta soviético Yuri Gagarin, primer hombre en viajar al espacio exterior de la historia. En las últimas horas, todo el que tuvo la oportunidad de estar en el Estadio Fisht de Sochi viviendo en directo el Rusia-Croacia, ha dejado una foto en Instagram. "Yo estuve allí y podré contarlo y demostrarlo", parecen decir todos. Muchos destacaban en las redes sociales que con trabajo en equipo pueden alcanzarse metas inimaginables.

Este domingo, los jugadores rusos se dieron un merecido baño de masas en la FIFA Fan Fest instalada muy cerca del moscovita estadio de Luzhniki, tumba de España y sede de la gran final el próximo domingo. "No os acordaréis, pero a nosotros nos duele aún cómo nos echasteis de la Eurocopa de 2008 cuando teníamos un buen equipo y desde entonces hemos tenido malos resultados; nos quitamos la espinita eliminando a España y estamos muy felices", me admitía Nastya, una compañera muy futbolera (cosa poco habitual aquí).

Con independencia de quién se alce con el título -si no es Francia será una sorpresa-, este Mundial 2018 será recordado por haber humanizado a la selección rusa y despertado la simpatía mundial hacia un discreto combinado futbolístico. Por cierto, los jugadores rusos se han manifestado exquisitos en sus declaraciones; no les habrán oído una mala palabra. Busquen las humildes declaraciones del centrocampista del Villarreal Denis Cheryshev, incluidas las que ha hecho en su impecable castellano.

El Mundial 2018 ha supuesto también un chute de orgullo nacional en un país tan castigado por los estereotipos y la mala prensa -algo que están padeciendo con fuerza nuevamente en los últimos años-. No sólo por la imagen de entrega y pundonor que han manifestado los jugadores rusos, sino por la organización del campeonato. La seguridad ha sido máxima, las instalaciones de primer nivel y el ambiente ha sido excelente.

La del sábado fue una derrota que ha dejado un poso dulce a mis vecinos. Han demostrado que con humildad, unidad y entrega llega el éxito. Propongo que España salga al Mundial de Qatar, en 2022, con las expectativas más bajas posibles y con el mismo ímpetu y ganas que Rusia en este campeonato. Así nos ahorraremos el enésimo chasco y quizás hasta sorprendan y alcancen los cuartos de final. Pero aún le queda una semana a este Mundial, la más importante, y, como los rusos, yo estoy dispuesto a paladearlo hasta el último bocado.

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