MUNDIALES EN EL RECUERDO

2002. Al Ghandour se cruza en el camino español

Helguera, furioso ante Al Ghandour.

Helguera, furioso ante Al Ghandour.

En el primer Mundial del siglo XXI se produjo una circunstancia hasta ese momento casi insólita: la eliminación en la primera fase del campeón de la edición anterior. Hasta 2002, sólo había ocurrido en el 50, cuando cayó Italia tras 12 años sin Mundiales, y en Inglaterra 66, con Brasil, pero en el torneo de Corea y Japón llegó la debacle de Francia y desde entonces han seguido su camino Italia y España, campeonas en 2006 y 2010, y ahora Alemania. Sólo Brasil, en 2006, se salvó de la quema.

Fue algo inesperado, ya que a Francia se la daba entre las favoritas no sólo por su condición de vigente campeona, sino por el hecho de haber ganado en 2000 la Eurocopa de Bélgica y Holanda. Pero la cosa empezó torcida ante la debutante Senegal (0-1) y les bleus se fueron a la calle, así que una preocupación menos para los equipos que aspiraban a llegar a la final de Yokohama. Entre ellos tampoco estaba Argentina, que no pasó de la primera fase a pesar del fantástico grupo de futbolistas -Batistuta, Simeone, Burrito Ortega, Crespo, Verón, Kily, el Piojo, Ayala, Gallardo, Samuel...- que había reunido Marcelo Bielsa, pero sí España que, con José Antonio Camacho en el banquillo, había dominado sin problemas en su grupo.

En el camino español, en teoría, estaban las siempre amenazantes Italia y Alemania, pero el panorama pareció aclararse un poco cuando, tras pasar España en los penaltis ante Irlanda en día grande del jovencito Casillas, Corea del Sur dejó en la cuneta a Italia en un partido en el que todas las decisiones del árbitro ecuatoriano Byron Moreno -penalti tempranero para Corea, expulsión injusta de Totti, gol mal anulado a Tommasi- favorecieron a la selección local, que aun así no ganó hasta la prórroga.

Era un aviso de lo que le esperaba en cuartos a España, que primero no supo hacer valer su clara superioridad sobre Corea y luego vio como el árbitro, el egipcio Al Ghandour,la desquiciaba al anular dos goles de Baraja y Morientes y pitar hasta tres fueras de juego cuando jugadores españoles se quedaban solos ante el meta. Finalmente, los penaltis fueron esquivos para los de Camacho, que fue claro tras el partido: "No ganamos porque no nos dejaron".

Corea se topó en semifinales con el muro alemán y la final deparó un duelo entre las dos selecciones más laureadas de la historia, Brasil y Alemania, que nunca se había producido en más de 70 años de historia de los Mundiales. Un duelo inédito que Ronaldo decantó para la canarinha, ya penta, y que se reeditaría 12 años después una cierta tarde en el Minerao de Belo Horizonte. Pero ésa es otra historia.

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