contemporánea | Ángel Soria. Saxofonista

"El saxofón es el instrumento del futuro"

  • Miembro del cuarteto de saxofones Sigma Project, uno de los grandes conjuntos españoles de contemporánea, Ángel Soria graba su primer disco en solitario para IBS

El saxofonista valenciano Ángel Soria.

El saxofonista valenciano Ángel Soria. / michal novák

A pesar de su juventud, Ángel Soria (Valencia, 1987) lleva más de una década defendiendo en primera línea de combate la música contemporánea, desde 2008 como miembro de Sigma Project, uno de los conjuntos más prestigiosos y singulares del actual panorama español.

-En las formas del conjunto se advierte ya un deseo de alejarse de las convenciones clásicas: salen ustedes a escena vestidos completamente de blanco y descalzos. ¿Cuándo y por qué tomaron esa decisión?

-Desde el primer concierto del grupo, en la Quincena Musical Donostiarra de 2008. Lo hicimos como homenaje a Stockhausen y así se ha quedado. Tocar descalzos es activar una especie de conexión poética con cada ciudad, con cada espacio en el que actuamos. Se ha convertido en nuestra seña de identidad. Nos va a costar cambiarla. Cuando no estoy con el grupo y me pongo unos zapatos para salir a escena me noto extraño.

-Esta es su primera propuesta en solitario, pero no deja de estar vinculada al conjunto.

-Exacto. En 2013, presentamos un disco con música de compositores españoles que han dedicado parte de su obra al cuarteto de saxofones, y mi propuesta es la de ofrecer música de compositores españoles que han dedicado parte de su obra al saxofón solo.

-¿Qué le motivó a emprender este proyecto?

-En España los intérpretes generamos mucho repertorio nuevo a través de los encargos, pero luego no nos dedicamos a preservarlo a través de las grabaciones. Si el legado de los compositores es su música; el legado de los intérpretes son las grabaciones. Creo que hay un vacío notable en este sentido.

-¿Y qué expectativas tiene? ¿Qué espera de él?

-Espero que pueda servir como herramienta de trabajo tanto para intérpretes que quieran ahondar en algunas obras de nuestro tiempo, como para los compositores que quieran conocer buenos trabajos dedicados al saxofón y puedan seguir tejiendo la historia con más música para el instrumento. Mi deseo es que el disco sea de interés para todos ellos, además de para el aficionado en general, lógicamente. He registrado obras que merecían la pena ser grabadas. Mi filtro principal a la hora de hacer la selección fue ese: la calidad.

"Los saxofonistas de la contemporánea abogamos por un lenguaje desvinculado del mundo del jazz"

-Ha buscado cubrir generaciones y estéticas diferentes…

-Cubro un espectro de tres generaciones, de los más jóvenes, Joan Magrané (1988) y Javier Quislant (1984), a los consagrados, con premios nacionales de música incluidos, Jesús Torres (1965) y Alberto Posadas (1967). Entre medias, quedan Alberto Bernal (1978) y Juan José Eslava (1970). De todos modos, todo el repertorio del disco está escrito en los últimos diecisiete años: de Épodo de Torres que es de 2000 a NUMBERS #1 "post truth" que Bernal compuso estimulado por mí este mismo año. En cuanto a la estética, hoy en día todos los compositores quieren sonar originales, aunque puedes encontrar algunos nexos que los acercan: unos suenan más espectrales, otros más seriales, pero cada uno quiere ser independiente, original y diferenciado.

-El CD se titula Truths. ¿A qué verdades se refiere?

-Tiene varios sentidos: por un lado, son estas verdades que cada compositor siente como suyas y de las que le hablaba, pero también las que los intérpretes sentimos como nuestras; cada uno tiene libertad de escoger hacia dónde orientar su trabajo. Para mí, el saxofón es el instrumento del futuro, un instrumento que tiene que ver con el lenguaje de las músicas contemporáneas. Esa verdad, que yo siento como mía, quería plasmarla en este CD.

-Durante buena parte del pasado siglo, el saxofón se asociaba inmediatamente al jazz. ¿Usted se desvincula de esa influencia?

-Totalmente. En el jazz, el saxofón encontró una voz imprescindible para su evolución. Eso es indiscutible. Y disfruto mucho del jazz como oyente, pero como intérprete no es mi camino. El saxofón tiene una extraordinaria riqueza tímbrica, es muy rico en armónicos y eso le permite amalgamarse con gran facilidad con los timbres de un ensemble de música contemporánea. Los saxofonistas de este mundo abogamos por un lenguaje desvinculado del jazz, con una voz original y personal, y estamos convencidos de que esta es la única manera de que el saxofón pueda seguir haciendo su camino. Es una lástima que algunos grandes conjuntos de vanguardia, como el Ensemble Intercontemporain de París, el Ensemble Modern de Fránkfurt o Klangforum de Viena no tengan en plantilla un saxofonista. Cuando lo necesitan, lo contratan. Esto es un problema de cara a generar nuevo repertorio: en sus encargos el saxo no está incluido. Esa es nuestra labor, trabajar codo a codo con los compositores para hacerles ver que el saxofón no es un instrumento secundario, sino que es una necesidad para la música de hoy en día.

-¿Se siguen inventando técnicas nuevas para el instrumento?

-Cada vez que trabajamos con un buen compositor surgen ideas nuevas. En mayo estrenamos en México el ciclo de la Poética del laberinto de Alberto Posadas, que lo componen tres cuartetos que nos ha dedicado. Alberto utiliza sordinas de trompeta que elimina los parciales intermedios de los multifónicos, con lo que crea sonidos a la vez muy agudos y muy graves, casi electrónicos. El resultado es que no tienes la sensación de estar escuchando un cuarteto de saxofones.

"Me muevo en el mundo del siglo XXI. Para mí, las 'Secuencias' de Berio son ya música clásica"

-Ahora que habla de electrónica, dos de las obras del disco la incluyen.

-Sí, El umbral de una línea III de Eslava y la pieza de Bernal. Son diferentes. La de Eslava quizás sea más espectral y la de Bernal, más conceptual. El concepto de posverdad en su obra viene por la iteración recursiva de pasar el sonido del saxofón de wav a mp3, un proceso que se repite más de mil veces: al final, el sonido del saxo está absolutamente distorsionado, no tiene nada que ver con la realidad, de ahí la idea de la posverdad.

-¿Hay que integrar más el mundo de la contemporánea en los circuitos de la música clásica?

-Creo que el concepto de música contemporánea tiene que revisarse. El filtro del tiempo tiene que ir dejando las mejores obras de cada época. Por ejemplo, el Cuarteto Diotima puede proponer en un mismo concierto a Beethoven, Bartók y Lachenmann, lo que me hace pensar que los cuartetos de Lachenmann han pasado ya ese filtro. Esa normalización tiene que ser paulatina y progresiva. Aunque depende mucho de la perspectiva de cada cual. Yo me muevo en un reducto de la música muy centrado en el siglo XXI. Para mí, las Secuencias de Berio son ya música clásica.

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