Sol Gabetta. Celista

"El ideal belcantista de Chopin encaja bien con el violonchelo"

  • En compañía del pianista francés Bertrand Chamayou, la intérprete argentina graba para Sony un álbum con la música de cámara que Chopin dedicó a su instrumento.

The Chopin Album. Sol Gabetta, violonchelo; Bertrand Chamayou, piano. Sony Classical.

Nació en Argentina y allí empezó su formación musical, pero llegó a Europa con sólo 12 años, pasó por Francia y España (estudió en la Escuela Reina Sofía de Madrid) para terminar estableciéndose en Suiza, donde mantiene su propia festival. El de Sol Gabetta (Villa María, Córdoba, 1981) es sin duda uno de los grandes nombres del violonchelo actual. Versátil y apasionada, en The Chopin Album se reúne con un amigo, el pianista francés Bertrand Chamayou, con quien toca "desde hace diez años, aunque mantenemos una amistad incluso desde antes. Nuestro repertorio va de Bach a la música actual, pero nos encanta poner siempre alguna sonata o variación de Beethoven". Este es sin embargo su primer álbum juntos, que además de la Sonata para violonchelo en sol menor de Chopin, incluye su Polonesa brillante Op.3 y el Gran Dúo Concertante que, sobre temas de la ópera Roberto, el diablo de Meyerbeer, el polaco firmó junto al músico francés Auguste Franchomme, de quien también se ofrece un arreglo de un nocturno chopiniano (el Op.15 nº1) más un nocturno propio. Completa el álbum el Estudio Op.25 nº7 del mismo Chopin en transcripción esta vez de Alexander Glazunov.

-¿Ayuda la amistad a la hora de conseguir los mejores resultados artísticos o puede ocasionar algún inconveniente?

-La amistad ayuda a crear un clima de tolerancia y respeto, y también permite darle espacio al otro, pero además sirve para que cada uno pueda expresarse tal cual es, pudiendo exprimir lo que siente y cómo lo siente sin temor a ser mal comprendido o a hacer sufrir al otro o a la propia música.

-Acostumbrada a enfrentarse a los grandes conciertos de repertorio, ¿cómo fue sumergirse con The Chopin Album en el mundo de un compositor que prácticamente sólo es conocido por su música para piano?

-Chopin adoraba la ópera, el belcanto, y eso se aprecia en su escritura para todo tipo de obras. Ese ideal belcantista encaja muy bien con el violonchelo, pero las sutilezas de su música van mucho más allá de una simple melodía con acompañamiento. En su Sonata funde extraordinariamente bien no sólo el cello con el piano, sino también el ritmo con el contrapunto, la melodía, la armonía. Es un lenguaje nuevo para un instrumento de cuerdas, y eso es lo que me fascinó de esta música. Pero además la obra necesita un pianista de una técnica sobresaliente puesta al servicio de la música. Hacía tiempo que la idea de grabar juntos la teníamos clara, pero no imaginamos que empezaríamos con esta obra, una de las más complejas de todo el repertorio camerístico.

-La figura de Auguste Franchomme es también esencial en el álbum, ¿en qué sentido?

-Franchomme fue un gran virtuoso del violonchelo, amigo personal de Chopin y, de alguna manera, supo atraerlo para que el polaco escribiera en los últimos años de su vida música para el instrumento. De hecho, Chopin edita el Gran Dúo Concertante en co-escritura con Franchomme, lo que habla claramente del respeto que sentía por él. Como Adrien-François Servais y otros violonchelistas de su tiempo, Franchomme gustaba de escribir arreglos virtuosísticos de temas de ópera que luego él mismo interpretaba. Eran grandes virtuosos que componían y a la vez ofrecían una educación musical posiblemente más completa y variada que la que se da hoy.

-Desde hace años viene explorando el repertorio de Antonio Vivaldi en una serie de discos para Sony, ¿con qué criterios aborda la música barroca?

-Al principio, en 2007, con la idea de explorar, de aprender y de crecer musicalmente, comprendiendo mejor de dónde viene mi instrumento. La historia del violonchelo, o mejor dicho la llegada al violonchelo a partir de la viola, la viola da gamba, la viola da spalla, el arpeggione... es sumamente interesante. Se trata de un desarrollo extraordinario en relativamente poco tiempo. Hoy en día, después de mi tercer disco y, sobre todo, gracias a los excelentes músicos especializados en música barroca con los que trabajo regularmente, como Giovanni Antonini y su Giardino Armonico, Giuliano Carmignola o Sergio Ciomei, mi experiencia va creciendo día a día, pero sobre todo mi pasión por un mundo por descubrir que parece que fuera inabarcable, con el que nunca pudieras llegar a obtener un resultado definitivo. Es una búsqueda continua, una evolución sin fin… Eso es la música.

-Ese primer álbum del Progetto Vivaldi lo realizó con un conjunto italiano de gran prestigio (Sonatori de la Gioiosa Marca), pero luego ha trabajado con la Capella Gabetta que lidera su hermano Andrés, violinista. ¿Sintieron necesidad de desarrollar el proyecto con sus propias ideas?

-Es una hermosa idea la de trabajar junto a mi hermano, pero no sólo por la buena relación familiar que llevamos, sino porque es un excelentísimo violinista, con un talento fuera de lo común. Además, al contrario de lo que yo hice, que me dediqué muy específicamente al instrumento moderno, Andrés estudió y trabajó muchos años el repertorio barroco, por lo cual entendimos que era una buena ocasión para compartir nuestros mundos e ideas musicales diferentes.

-¿Cómo ha afectado su acercamiento al Barroco a la interpretación del repertorio posterior?

-Mucho. Hoy en día veo el repertorio romántico, los conciertos de Saint-Saëns, Schumann e incluso Brahms, más transparente, menos cremoso, más articulado. Muchas veces al invocar el Romanticismo uno cree en la libertad total de expresión de un sentimiento y eso conduce a una extraordinaria vorágine emocional, pero eso hace que se pierda de vista la claridad de la estructura. Profundizar en el Barroco me ha permitido ver esta música desde una perspectiva más racionalista, con un concepto más arquitectónico, lo que me facilita dotarla de una estructura más definida.

-¿Puede comentarme sus próximos proyectos discográficos?

-El último ha sido un año muy productivo, entre mi álbum Prayer, dedicado a música judía, y este disco Chopin. Lo próximo en publicarse será un Triple concierto de Beethoven y después un monográfico con música del compositor letón Peteris Vasks, que en 2012 me dedicó un Concierto para violonchelo.

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